SOL OMNIBUS LUCET

SOL OMNIBUS LUCET

jueves, 8 de enero de 2015

POEMAS Y SONETOS A LAS VEREDAS DE CERETÉ

ANTIGUO PARQUE ANTONIO NARIÑO, CERETÉ, DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA, REPÚBLICA DE COLOMBIA

CHUCHURUBÍ
(Poema)

Fuiste hacienda colonial en tiempos viejos
De Francisca de Bohórquez, recia dama.
Quien cultiva tus eriales  y proclama
-¡Esta tierra es de hombres machos, no pendejos!

Hizo casa, huerta y jaula de azulejos…
Con los indios pactó alianza. Fue su rama,
Aprendió de su sapiencia el panorama
De la quema, tala, pesca  y mil consejos.

¡Mi vereda de ancestrales lontananzas!
Quién creyera que hay en ti tantas andanzas,
¡Tanto título andaluz, tanta memoria!

En tu nombre resucitan los zenúes…
¿Qué denota? ¿Acaso el río de malibúes?
¡Nadie sabe!  ¡Mas es voz de eterna gloria!

Nabonazar Cogollo Ayala
Madrid (Cundinamarca), junio 26 de 2012
PALACIO MUNICIPAL DE CERETÉ, CONSTRUIDO POR EL MANDATARIO LOCAL DON MIGUEL GARCÍA SÁNCHEZ
MANGUELITO
(Poema)

Manguelito es una tierra donde el porro
Canta alegre con su canto guapirrero…
Tierra recia de la abarca y del sombrero
De la burra, el bollo limpio y el ventorro.

¡La trompeta hiere el viento con un chorro
De sonora algarabía, cual jilguero!
Las parejas danzarinas, con esmero
¡Son cadencia y humo espeso en el foforro!

¡Manguelito! Tiempo atrás Maganguelito
Nombre viejo que abreviado es más bonito
¡Y es sinónimo de banda y tradición!

Eres cuna de juglares de esta tierra
De un pasado majestuoso donde encierra
¡Nuestro valle del Sinú su corazón!

Nabonazar Cogollo Ayala
Madrid (Cundinamarca), junio 25 de 2012

VÍA CERETÉ - MONTERÍA
RABOLARGO
(Soneto)

La tierra de los bollos y la estera
Del plátano y las yucas harinosas…
¿De dónde vino el nombre? ¡Cuántas cosas!
El tiempo construyó en tu sementera.

La historia general rabolarguera
Cambiarte quiso el nombre… ¡Qué dichosas
Tus gentes se decían! Y presurosas
Te hicieron el bautizo con bandera.

¡Más nada se logró! Tu nombre sigue
¡El Padre de la Cruz no lo consigue
Y el nombre San José cae en el olvido…

El mundo te nomina Rabolargo
Describe tu sendero estrecho y largo
¡Parece que el destino se ha cumplido!

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 13 de 2012
El Yopal (Casanare)

TERMINAL DE TRANSPORTES DE CERETÉ (CÓRDOBA)
SEVERÁ
(Poema)

Caño Viejo Palotal  fue tu regazo
Severá, tierra de plátano y labranza…
¡Cuánta historia hay en tu suelo de bonanza!
¡Cuánta fábula de tigre y gallinazo!

Campesinos levantaron con su brazo,
Ese rostro señorial  de tu semblanza…
Residencias que embellecen tu añoranza
Con sus tonos blanco y ocre de cedazo.

Hoy te yergues, pueblo viejo, lleno de años
Muy altivo, con tus puentes y tus caños
¡Nadie olvida la grandeza en tu pasado!

Más pareces pedestal de tiempos idos
Adornado con tus campos florecidos
¡Pareciera que en ti el tiempo se ha estancado!

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 26 de 2012
Madrid (Cundinamarca)
DELEGACIÓN DE CERETÉ EN LA CEREMONIA DE LOS JUEGOS DEPORTIVOS DEPARTAMENTALES CELEBRADOS EN LA CIUDAD

MATEO GÓMEZ
(Poema)

¡Te canto cual canta el canario a la aurora!
La tierra del río… ¡Riqueza fluvial!
Formaste tu ser de camino ancestral
A orillas del Bugre, magnífico otrora.

Un rico hacendado donó sin demora
Los lotes que forman tu sitio inicial.
¡Te alzaste esplendente en la arena aluvial!
Con fiel canalete y virtud pescadora.

Apenas naciendo el febril siglo veinte
Llegó a tu poblado, con gesto valiente,
En una canoa de oculto singlar…

Uribe el caudillo de las utopías
Tus gentes lo aclaman… -¡No más griterías!
-Les dice- ¡Silencio! ¡Me harán apresar!

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 28 de 2012
Madrid (Cundinamarca)
EL POETA CERETEANO RAÚL GÓMEZ JATTIN EN UNA HAMACA EN LA CASA DE SUS PADRES, CALLE CARTAGENITA DE ESTA CIUDAD



miércoles, 7 de enero de 2015

POEMAS Y SONETOS VARIOS DEDICADOS A CERETÉ (II)


BARRIO VENUS
(Soneto)

En este barrio viejo que hoy se muestra
Con calles elegantes… ¡Remozado!
La historia hizo su agosto en el pasado
¡Surgió del caño a diestra y a siniestra!

Breñales de aluvión fueron la muestra
Y casas a doquier ha levantado
La mano del progreso en el costado…
Del Bugre que se seca en la palestra.

Con nombre de la Venus tan romana
La diosa más hermosa y soberana,
Nacida de los mares en la espuma.

Mi barrio se levanta contra el viento
Atrás quedó nostalgia y sentimiento
Y un limpio porvenir surge en la bruma.

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 13 de 2012
El Yopal (Casanare)

CENTRO CULTURAL RAÚL GÓMEZ JATTIN - CERETÉ (CÓRDOBA)

GALLETA GRIEGA
(Soneto)

¡La griega! ¡El que no la coma se friega!
Decía con voz chillona y tonante,
El viejo que ofrece, fresca, al instante…
Galleta, ¡Que desde Grecia nos llega!

¡La griega! ¡Que coman todos, la griega!
Su acento cantaba un dejo silbante.
Con marcha de  acompasado gigante
La calle lo escucha en sorda trasiega.

Un niño curioso al padre pregunta:
-¿Qué es griega? - ¡No es nada! ¡Luego te unta!
-En casa  tú comerás otra cosa…

-¿Qué es griega? ¡Tú dime, quiero saberlo!
-¡Oblea!, ¡Si quieres ve, puedes verlo!
-¡Antigua, pero crocante y sabrosa!

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 15 de 2012
El Yopal (Casanare)

OBRA PICTÓRICA TITULADA LA BOLLERA, DEBIDA AL PINCEL DEL EXIMIO PINTOR CERETEANO
MAESTRO WALDINO PATERNINA AMÍN
LA BOLLERA
(Soneto)

Irene la bollera va en su burra
Voceando por la calle del mercado…
¡El bollo de mazorca y anisado!
¡El bollo pa´ que el blanco no se aburra!

¡Le tengo la mazorca aquí en la turra!
¡El dulce bollo rico y esponjado!
¡El bollo de maduro, cocinado!
Ay hombre… ¡Venga y compre, no se escurra!

Irene va cantando con esmero,
Su canto entre sonriente  y lastimero
Evoca de otros tiempos la grandeza…

Los tiempos del zurriago y las abarcas
¡El caño era surcado por mil barcas!
…Recuerda la bollera con tristeza…

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 12 de 2012
El Yopal (Casanare)

UN ASPECTO DE LA CEREMONIA DE BIENVENIDA CON QUE CERETÉ, SUBSEDE DE LOS  XIX JUEGOS DEPORTIVOS NACIONALES, RECIBIÓ A LAS DELEGACIONES DEPORTIVAS DE TODA COLOMBIA
METOQUINA
(Soneto)

Recuerdo a Metoquina en el mercado
Del viejo Cereté vendiendo cosas…
Bolitas de cristal, cosas curiosas,
Con trampas de ratón, papel plisado.

Aguja capotera, honda y candado…
O plomos de atarraya y mariposas,
Revueltas con juguetes, entre rosas
Pintadas sobre vidrio bien lacado.

¡Parece que renaces, Metoquina!
Tu tienda ya no existe. ¡La mezquina
Historia del progreso la ha borrado!

Tu tienda era un remanso de otras eras
Juguetes que las nuevas muchacheras
Al cuarto del olvido han condenado.

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 11 de 2012
El Yopal (Casanare)

EL POETA CERETEANO RAÚL GÓMEZ JATTIN A ORILLAS DEL RÍO SINÚ
LA CALLE DEL PROGRESO
(Soneto)

Calle del Progreso, fuiste del pasado
El testigo mudo de un tiempo mejor…
Callejuela estrecha donde el vendedor
Cruzaba en procura del viejo mercado.

En tiempos recientes lloraba angustiado
En tu acera el grande, noble trovador,
El gentil poeta, Raúl, el mejor.
¡Una de sus muelas  dolor ha causado!

Hoy las gentes dicen con cierta ironía
¡Calle de la Lengua! Te ves siempre fría
Toda remojada como un surtidor.

¡Ay mi calle vieja! La historia más rancia
Dice  que has mirado el progreso en la estancia
De mi Cereté… ¡Yo rescato ese honor!

Nabonazar Cogollo Ayala
Junio 9 de 2012 
ACTO DE ENTREGA DEL NUEVO PARQUE CENTRAL ANTONIO NARIÑO A LA COMUNIDAD CERETEANA
POR PARTE DEL ALCALDE FRANCISCO PADILLA PETRO. 9 DE DICIEMBRE DE 2014



martes, 6 de enero de 2015

¿CERETÉ? ¿Y ESO DÓNDE MIERDAS QUEDA? (Crónica)

LOS TRADICIONALES RECOGEDORES DE ALGODÓN EN CERETÉ, CAPITAL AGROINDUSTRIAL DEL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA, COLOMBIA. NUESTRA CIUDAD ES CONOCIDA ANTE EL RESTO DEL PAÍS CON EL APELATIVO DE: CAPITAL DEL ORO BLANCO
¿CERETÉ? ¿Y ESO DÓNDE MIERDAS QUEDA?
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
(Crónica)

No es que el dinero en sí sea malo. No, él es bueno para fines nobles.
Pero a menudo el Libro y el dinero son bastante incompatibles,
en virtud de que el dinero mal concebido, tiende a esclavizar y la lectura a liberar

Manuel Santiago Palencia Caratt
(historiador cesarense)
In memoriam

Corría el mes de diciembre del año 1997 y en el seno de la Asamblea Departamental del Cesar se venían dando fuertes y acalorados debates en torno a la eventual aprobación del recién seleccionado Himno del Cesar, cuya convocatoria se había dado por parte del Instituto Departamental de Cultura y Turismo, desde el mes de octubre del mismo año, durante la vigencia del gobierno seccional del gobernador Mauricio Pimiento Barrera[1]. ¿A qué se debían los debates? De 17 obras enviadas de distintos lugares del Cesar y del resto de Colombia, fue escogida por unanimidad de los 4 jurados integrantes el himno escrito por Nabonazar Cogollo Ayala y musicalizado por el maestro Manuel Avendaño Castañeda (q.e.p.d.). La indignación e inconformidad de parte de algunos diputados de la Asamblea obedecía a que ninguno de los dos autores del Himno del Cesar, eran oriundos de esta parte de Colombia. El ilustre maestro, pianista y organista Manuel Avendaño Castañeda (ciego de nacimiento) era oriundo de la Ciudad del Sol y el Acero, Sogamoso (Boyacá). Mientras que el profesor Nabonazar Cogollo Ayala -quien esto escribe-,  era oriundo de Cereté (Córdoba), la ilustre Capital del Oro Blanco a orillas del tradicional caño Bugre, aunque con una larga residencia en Bogotá, desde 1987; lo que a los ojos de los cesarenses más recalcitrantes lo convertía indefectiblemente en “cachaco”.  

-¿Cómo así? ¡La tierra de los cantores y vallenatos tendrá un himno no hecho por un vallenato! ¡Eso no puede ser! ¡Ni más faltaba!

Decían a grito herido las voces de la indignación regional… Otros más atrevidos y ofensivos rezongaban:

-¡Ese es el himno cachaco!

En medio de esta batahola, quien defendía el Himno del Cesar, Cogollo-Avendaño, a brazo partido ante la Asamblea Departamental del Cesar, micrófono en mano y con la labia a flor de piel, era el maestro e historiador Manuel Palencia Caratt (q.e.p.d.), dueño de un cultivado verbo literario que lo llevaba  a expresarse con elevadas y a veces incomprensibles figuras literarias, dada su indeclinable afición a las bellas letras.

Dicho sea de paso el historiador Manuel Santiago Palencia Caratt era oriundo de Barranquilla, pero se había residenciado en Valledupar  desde la década del 50 y había logrado un cierto protagonismo en el mundillo cultural local desde los tiempos en que su hermano, el abogado e historiador Ernesto Palencia Caratt detentara la gobernación (a título de gobernador encargado del Cesar), por nombramiento del entonces gobernador titular Alfonso López Michelsen[2]. Esto se dio del 22 de mayo de 1975 al 5 de junio del mismo año. Los hermanos Ernesto y Manuel Palencia Caratt fundaron en Valledupar la Academia de Historia del Cesar en 1970, en la cual el maestro Manuel ejerció sus labores de orientador y guía de consultantes durante más de 30 años.

Retomamos el relato original: el maestro Manuel Palencia Caratt había tomado la vocería de la mesa del Jurado Calificador en el concurso Himno del Cesar[3], 30 años, con que se buscaba celebrar a la altura el trigésimo aniversario de la creación departamental, aquel emblemático 21 de diciembre de 1967. En uno de los tres debates en torno a la aprobación oficial del himno Cogollo-Avendaño, se dieron los siguientes pormenores, que me fueron relatados de forma directa por el maestro Manuel Palencia Caratt y que trataré de reproducir con la mayor objetividad y fidelidad histórica posible en lo que sigue:

“Aquel día ya habíamos hecho sonar por los altoparlantes del recinto de la Asamblea del Cesar el Himno del Cesar, ganador en la convocatoria nacional. Hubo toda clase de reacciones una vez que el himno concluyó. Unos diputados aplaudieron emocionados y dijeron:

-¡Ese es el Himno del Cesar! ¡Lo apoyamos!

Otros dijeron…

-¡No! ¿Cómo va a ser ese el Himno del Cesar? ¿Cómo es posible que una persona que nunca haya pisado el Cesar sea el autor de nuestro himno?

Entonces yo les refuté (Manuel Palencia Caratt):

-¡Cállense que ustedes de eso no saben nada, so ignorantes! Esas estrofas están muy bien hechas y hablan puntualmente de nuestra realidad y de nuestra cultura e historia. ¿Qué el autor no es del Cesar? Pues no lo será, pero es hasta más costeño que nosotros mismos, porque el Cesar no tiene costas y él es de una tierra que sí las tiene… ¡Él es de Cereté!

Entonces el diputado de Chimichagua (Cesar), José Ismael Namén Rapalino[4], dijo lo siguiente:

-¿Cereté? ¿Y eso dónde mierdas queda?
-¿Cómo que no lo sabe? ¡Cereté es la segunda ciudad de Córdoba, centro agroindustrial de importancia! ¡No les digo que son unos ignorantes! ¡Ni siquiera conocen la geografía de los departamentos costeños de Colombia, carajo! ¡Estudie! ¡Vaya a la Academia que allá yo mismo le enseño!

La presidenta de la Asamblea, la abogada Esther Cristina Canales, hacía desesperados esfuerzos por poner orden en el recinto de la duma  departamental, lo cual finalmente logró, bajo estrictas advertencias de vetar el derecho de intervención a los más altisonantes, si persistían en el tono irrespetuoso. Una vez terminado el último debate reglamentario del himno, se procedió a la votación y el himno Cogollo-Avendaño fue reconocido oficialmente mediante la ordenanza departamental # 046 de diciembre 21 de 1997 como Himno del Departamento del Cesar. Los insultos y salidas en falso empezaron a ser cosa del pasado”.

Posteriormente, cuando el maestro Manuel Palencia Caratt en amena tertulia a la sombra de una fresca tarde valduparense, en la terraza de su casa, me refiriera el hecho a manera de anécdota risible del pasado, no pude menos que sentir un regusto amargo en la garganta, aun cuando ya el hecho hubiera sido ampliamente superado. Unas discretas lagrimillas de tristeza asomaron a mis ojos y para mis adentros me dije…

-¡Hasta insultaron a mi bella ciudad, Cereté! Exalté con mi pluma a la excelsa tierra del Cesar y la incomprensión de algunos pocos me pagó con agravios a lo que más amo en la vida… Aun así los perdono, que no sea yo sino Dios quien los juzgue. Soy y me considero cesarense por adopción, bogotano y cundinamarqués por adopción también, aunque jamás renunciaré a mis orígenes cereteanos. Cereté es y será la cara tierra de mis ancestros, de mi niñez y de mi juventud. Por definición soy colombiano  y amaré y defenderé por siempre hasta el último rincón de mi patria, así no haya yo nacido allí. ¡Perdónalos Dios mío porque no saben lo que hacen!

El ilustre maestro Manuel Palencia Caratt falleció el 18 de enero del año 2013, a la edad de 84 años en la matriarcal ciudad de Valledupar (Cesar), víctima de un paro cardíaco. La sociedad valduparense perdió a uno de los grandes baluartes académicos de la región. Dejó tras de sí el enorme legado de una vida dedicada a la enseñanza y la difusión de la cultura, con espíritu abierto y desinteresado. Bien se lo puede considerar como el padrino de bautismo del Himno del Cesar, que ya cumplió 17 años de haber sido estrenado y que se corea en los 25 municipios del Cesar, como un canto afirmativo de la cesareidad, sin asomo de duda. Dios bendiga y acoja en su gloria eterna el alma del maestro Manuel Santiago Palencia Caratt, hoy y siempre.

Madrid (Cundinamarca)
Mayo 31 de 2013

MAESTRO MANUEL SANTIAGO PALENCIA CARATT (Q.E.P.D.)
HISTORIADOR AUTODIDACTA Y COFUNDADOR DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DEL CESAR
UN SENTIDO HOMENAJE Y RECONOCIMIENTO DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CERETÉ (CÓRDOBA)

HOMENAJE AL MAESTRO MANUEL PALENCIA CARAT
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Consultante denodado del infolio y de la ciencia
Que la vida dedicaste a la virtud de educador…
Hoy evocan estas salas al eterno escrutador
Que buscaba el dato exacto, con magnífica paciencia

Hoy parece que observamos al que nutre su conciencia
Con autores tan prolijos como sabio era el mentor…
Que indagaba en el pasado, con espiritu avizor,
Construyendo el fundamento de verdad a la existencia.

De Bolívar a Nariño, desde Kant a Trespalacios
Con mirada escrutadora, tú llenaste estos espacios,
Con la esencia de una vida consagrada a la verdad.

Barranquilla fue tu cuna, mas el Valle fue esa escuela
Donde fuiste un sol radiente que orientaba con su estela
A la juventud ansiosa hacia la azul inmensidad.

Enero 3 de 2014





[1] Fue electo popularmente como gobernador del Cesar para el periodo comprendido entre el 1° de enero de 1995 y el 1° de enero de 1998.
[2] Cf. GOBERNACIÓN DEL CESAR. Cesar 30 años de progreso: 1967 – 1997. Eds. Guadalupe. Bogotá (Colombia), 1997. Pág. 48
[3] Los 4 jurados del concurso Himno del Cesar en 1997, fueron: el compositor Gustavo Gutiérrez Cabello; el historiador Manuel Palencia Caratt; el director musical Ariel Pérez Monagas; el director de la Sinfónica de Barranquilla, Salvador Emilio Montoya. Cf. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-713127. 31/05/14
[4] Hermano del cantautor vallenato Camilo Namén Rapalino, autor del Encuentro con el Diablo, Recordando mi niñez, Las canas de mi vieja, Mi gran amigo y otros bellos cantos costumbristas más. 

lunes, 5 de enero de 2015

SILVANO O EL JARDINERO DESLUCIDO (Crónica)

DESFILE DEL 12 DE OCTUBRE, AÑO 1985, ORGANIZADO POR EL CENTRO DOCENTE RURAL MIXTO DE RUSIA, REGENTADO ENTONCES POR LA SEÑO ORTENSIA REBECA ALARCÓN GAVIRIA, EDUCADORA INOLVIDABLE EN LA REGIÓN DE RUSIA Y LOS CAÑITOS, POR MÁS DE 20 AÑOS. SE PORTABAN LAS BANDERAS DE COLOMBIA Y DE CÓRDOBA, EN PRIMER PLANO. LA BANDERA AZUL, BLANCO Y AMARILLO EN EL MEDIO, ERA LA BANDERA ESCOLAR, QUE LLEGÓ A SER IDENTIFICADA COMO LA BANDERA VEREDAL DE RUSIA.
(Fotografía inédita)

SILVANO  O  EL  JARDINERO  DESLUCIDO
(Crónica)

El año en que sucedieron los hechos que ahora voy a narrar no lo preciso, como quiera que yo aún ni siquiera había nacido –hecho último este que se produjo en el mes de julio de 1967-.

Conjeturo que la ocurrencia de dicho episodio se pudo haber dado a principios de la década de los sesenta, quizás entre los años de 1962 y 1964. En fin, como quiera que haya sido, yo desde los lejanos días de mi niñez me acostumbré a escuchar esta divertida anécdota de parte de mis padres y hermanos, cuando en las calurosas noches de marzo o abril, alrededor de una refrescante gaseosa común, la volátil y ágil mente de Papá evocaba aquel lejano suceso risible para exorcizar el fantasma del cansancio de la dura jornada del día y luego de referirla entre grandes aspavientos y actitud de circunstancia, lograr a voz en cuello un torrente de infaltables y diáfanas carcajadas.

¿Cuál fue el referido suceso? Es el siguiente, tal y como a mí me fue referido una y otra vez a lo largo de los ya lejanos días de mi niñez.

Mis padres luego de haber comprado la pequeña finca llamada La Florida, a orillas del viejo Camino Real que lleva desde la vereda de El Obligado hasta Cereté, pasando por las veredas de Rusia y Chuchurubí, se instalaron en aquella solariega y menuda casa, techada con palma amarga y graciosamente pintada con un pálido color celeste. Según Mamá nos refería el precio de aquella estancia campestre se había fijado en sesenta mil pesos, lo que implicó que ellos vendieran la finca Yarumal en la que anteriormente vivieran –en la vereda de Calderón- ; no obstante lo cual el dinero obtenido por dicha venta resultaba insuficiente. Ante dicha eventualidad debieron vender además una nutrida cría de cerdos y gallinas que poseían, para poder completar aquella suma que entonces era considerada fabulosa. Una vez instalados en la nueva casa, la dicha no podía ser mayor. El matrimonio contaba entonces únicamente con cuatro hijos, que en su orden eran los siguientes: Raúl, Álvaro, Consuelo e Isabel Cristina. El quinto y último de los hermanos –quien esto escribe- pasarían aún varios años para su advenimiento al mundo.

Mi Mamá era entonces una mujer ciertamente hermosa, de agraciados ojos color miel, piel blanca y estatura señorial, que frisaba los treinta años. Ella se dedicaba buena parte del día a los quehaceres de la finca, que iban desde el riego de las plantas ornamentales de aquel enorme jardín del frente de la casa, hasta el ordeño de las vacas y la elaboración del queso para el consumo de la familia durante la semana. Para efectos de ayudarle en tantas y tan disímiles tareas, mi padre determinó contratar a alguien que le aliviara al menos la carga que suponía regar, limpiar y podar aquel jardín –que ciertamente es el más grande que yo jamás haya visto en mi vida-. Fue así como llegó a nuestra casa un mucharejo de escasos quince años llamado Silvano, quien vivía en la vecina vereda de Rusia y llegaba al amanecer y se marchaba con los últimos rayos del sol de la tarde. Obediente y diligente el buen jardinero resultó de gran ayuda para mi atareada madre, quien además debía sacar tiempo para atender a cuatro inquietos y traviesos rapazuelos.

Cierto día Mamá recibió la visita de varias señoras de la sociedad cereteana, quienes pasaron todo un día entre las delicias del viento sabanero y el dulce zumo de las múltiples frutas que entonces la finca escanciara en abundancia. Encantadas con aquel paraíso campestre a escasos tres kilómetros de la cabecera municipal, las señoras se marcharon al caer de la tarde con la promesa de volver otro día acompañadas por lo más granado de la alta clase cereteana, con el fin de relacionar socialmente a mi madre, a quien veían sola y excesivamente aislada entre el quehacer diario de la finca. Y efectivamente así fue. Cierto día a media mañana un par de carros atestados de gente, señoras encopetadas, atildadas abuelas y niños correlones, hicieron su entrada estelar en el patio central de la finca. Vinieron los consabidos saludos, abrazos, caricias, apretones de manos y presentaciones formales. Aquel día prometía ser de lo más entretenido para visitantes y visitados.

La enorme visita se esparció a diestra y siniestra hasta los últimos rincones de la finca. Los chicuelos se adueñaron de la huerta de árboles frutales donde hicieron de las suyas, por cuenta de guamas, mangos, caimitos, naranjas y mamoncillos. Por su lado las abuelas y señoras se dividieron en dos grupos. Unas se deleitaban en escuchar el canto de los turpiales que mamá mantenía en la enorme pajarera empotrada en el suelo, que campeaba a un costado del patio grande. Mientras otras se sentaron en sendas mecedoras, a pierna cruzada, en la terraza lateral de la casa, para dar fresco y contentillo a los múltiples temas de conversación que entonces se hallaban en primer plano  en los mundillos sociales de Cereté y Montería.  ¡Ciertamente entonces la vida era hermosa y plena!

Al caer de la tarde los refrescos y manjares escasearon y de tanto hablar, fumar, reír y jugar naipes, la sed y el hambre volvieron a hacer de las suyas. ¿La solución? Mi papá vino en auxilio de la situación e hizo llamar al buen  Silvano a grandes voces para que con su consabida agilidad se encaramara en uno de los altísimos cocoteros que franqueaban la entrada a la finca y bajara el mayor número posible de cocos, cargados de dulcísimo y tierno manjar con su natural agua de refresco, para aplacar la creciente necesidad de hidratación de los múltiples invitados. Hasta ahí todo marchaba muy bien. Hizo Silvano su entrada triunfal en la terraza ante el grupo de señoras y causó admiración por su contextura morena y fibrosa, al igual que por su humilde indumentaria, compuesta por un grueso suéter de lana cruda y unos raídos pantalones de lona, mochos a media pierna y sujetos a la cintura con un cordel ordinario de pita de fique.

-        ¡Silvano! Súbete al palo de coco ese de más acá, el que está más parido. ¡Ve con las señoras! Para que ellas te digan cuáles cocos quieren…
-        ¡Sí Don Nabo!

Acto seguido y luego de atravesar el enorme patio de tierra apisonada, precedido por un nutrido grupo de mujeres entre jóvenes y viejas, Silvano escogió el árbol más cargado de frutos. Y sin mayores preámbulos inició su rítmico y formidable ascenso por aquel espigado y anillado tronco, haciendo gala de fuerza con sus musculosos y juveniles brazos. Es de anotar que el cocotero escogido por el jardinero era bien alto y llegaría quizás al límite de los veinte o veinticinco metros, como quiera que fuera uno de los más antiguos de la finca. Ello implicaba un esfuerzo fuera de lo normal para cualquier hombre –por joven o ágil que este fuera-. Y efectivamente quizás Silvano sobreestimaba sus fuerzas, porque lo cierto es que el ascenso del árbol le llevaría más tiempo y trabajo de lo que él en principio estimaba. Cuando el muchacho iba hacia la mitad del tronco de la gigantesca palmera, sus raídos pantalones no aguantaron más la estrecha tirantez a que habían sido sometidos y de un extremo hasta el otro se abrieron en una formidable ruptura que iba desde la bragueta delantera, pasando por las entrepiernas, hasta el hilo trasero de la cintura. Afín a la costumbre generalizada entre los campesinos sabaneros, el buen Silvano no admitía el uso de ropa interior como prenda de vestir. ¡Con sus pantalones gruesos de lona –pensaba él- era más que suficiente! Fue así como de buenas a primeras y ante la vista expectante de su nutrido auditorio femenino en tierra, el jardinero quedó a medio tramo del espigado cocotero, exhibiendo con claridad meridiana sus partes nobles, ante el asombro hecho malicia, la risa y la algazara de las señoras que no le quitaban los ojos de encima. Una de ellas solo atinó a decir…

-        ¡Ay señor! ¡se quedó encuero!

Azorado hasta el límite de la desesperación por la inesperada e incómoda encrucijada en la cual se encontraba ahora y agarrando desesperadamente con una mano lo que quedaba de sus raídos y rotos pantalones, Silvano optó por abandonar el ascenso y dejarse deslizar rápidamente por el tronco del cocotero. Ninguna de las encopetadas damas se movió de su sitio, como obedeciendo a un secreto impulso que las llevaba a olvidar el hambre y la sed que las habían acuciado minutos antes y a permanecer como clavadas en su sitio, para incomodidad del avergonzado jardinero.

Silvano llegó al suelo en cuestión de segundos, completamente desnudo de la cintura para abajo, sin que la cruel insistencia de la mirada de las señoras lo librara de la enorme vergüenza, que se traducía en su rostro en  insistentes oleadas de calor. Luego de dar un grito de desesperación, el mucharejo puso pies en polvorosa  y bajándose el suéter de lana cruda lo más que pudo para cubrirse, echó a correr por el camino de la entrada principal a la finca, rumbo a su humilde vivienda en la vereda de Rusia. Tras de sí solamente se escuchaba la barahúnda de carcajadas con que el grupo de mujeres celebraba la situación, tan divertida para ellas.

Aquél triste suceso pasó y de Silvano no se volvió a saber nunca más en la casa de mis padres, sólo que aquella tarde había decidido marcharse para siempre, por cuenta de la inusitada turbación de su espontáneo strip tease ante un respetable y encopetado grupo de señoras de la alta sociedad cereteana, crema y nata de los más depurados y encumbrados valores que la moral y las buenas costumbres suponen, en cualquier nación civilizada de la faz del viejo planeta tierra.

Nabonazar Cogollo Ayala
Marzo 19 de 2007.
Madrid (Cundinamarca)
ALUMNOS DEL 4° GRADO DE PRIMARIA EN EL CENTRO DOCENTE RURAL MIXTO DE RUSIA REALIZANDO UNA REVISTA GIMNÁSTICA EN EL MARCO DE LA CELEBRACIÓN DEL 12 DE OCTUBRE DE 1985. AL FONDO LAS DOS AULAS QUE CONSTITUÍAN LA ENTIDAD EDUCATIVA RURAL. EL AULA DE TECHO ROJO FUE CONSTRUIDA POR GESTIÓN DE LA SEÑO ENEDINA PETRO (1968) UN AÑO DESPUÉS DE FUNDADA LA ESCUELITA, EN TERRENOS DONADOS POR EL GANADERO DON RAMÓN BERROCAL. EL AULA DONDE SE APRECIA EL ESCUDO ESCOLAR LA CONSTRUYÓ INCORA AÑOS DESPÚES.
(Fotografía inédita)