SOL OMNIBUS LUCET

SOL OMNIBUS LUCET

miércoles, 31 de diciembre de 2014

LA VÍRGEN ESTÁ RABIOSA (Cuento)

JUANA PETRONA JIMÉNEZ ÁVILA
(1907-1993)
LA VÍRGEN ESTÁ RABIOSA
(Cuento histórico con base real)
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

La señora Juana Jiménez Ávila era una bondadosa anciana de piel ajada por los años y alma marchita por los recuerdos, que frisaba los setenta años hacia 1978. Año en el cual se dieron los hechos que ahora se narrarán. ¿Cuántos hijos había tenido? Doce o quizás trece. Unos cuantos le habían sobrevivido luego de la pavorosa llegada de la fiebre del tifo a aquellas apartadas regiones de la costa norte colombiana, a principios del siglo XX. Aquellas tempranas pérdidas le habían cicatrizado el alma, la cual se le había curtido en el dolor y el sufrimiento, por la soledad que la vejez ahora le deparara. ¿En qué refugiaba Juana la soledad de sus últimas décadas de vida? En atender una empobrecida tienda a orillas del camino real, próxima a su humilde vivienda. Y en elevar a Dios, a San Gregorio y a la Virgen María sus más sentidas y piadosas plegarias, con el puntual  cumplimiento del sol de las frescas mañanas de mayo. Llegado el mes de la Virgen, la buena anciana dispuso toda su industria y oficio en organizar en la pequeña vereda de Belén, la piadosa procesión votiva en homenaje de la Madre del Resucitado.
Cada noche cantidad de mujeres creyentes invadían la pequeña y graciosa casita de la Señora Juana, para rezar con blanquecinas camándulas entre sus dedos temblorosos, el rosario a la Virgen María. Al finalizar de cada sesión la anfitriona obsequiaba a las visitantes con tisana de limonaria, servida en pocillos de loza china; la cual era bendecida finalmente con una dulce menta comprada al efecto en el mercado local de la fluvial Cereté.
-        - ¡La Señora Juana cómo es de buena!
Se decían las buenas mujeres, cuando entre las ocho y las nueve de la noche tornaban complacidas a sus hogares, de donde la noticia se difundía rápidamente al resto de la vereda. Al día siguiente la asistencia crecía en número y los entremeses a las asistentes debían por tanto redoblarse. Pero no importaba, Juana todo lo había dispuesto para que la atención a sus visitantes fuese esmerada y no diese lugar a queja alguna.
Pero los días de mayo avanzaban rápidamente y era necesario cuanto antes darse prisa para organizar la pequeña procesión en honor de la Virgen el día trece. La tarde del once, luego de haber atendido su pequeño negocio por la mañana y de haber dispuesto su esmerado aseo y demás cosas propias de su pequeña morada, la Señora Juana se dirigió rápidamente a casa de la Blanca, la más pudiente y acomodada de las señoras devotas de aquel pequeño villorrio. Pero no fue sola: se hizo acompañar de su nuera -a quien cariñosamente apodaban de antaño la Negra-, lo mismo que de Olga –la otra tendera del lugar- y dos de sus sobrinas, hijas de su difunta hermana Tita Jiménez Ávila. El piadoso grupo de señoras llegó hasta donde la Blanca cuando ya iban a ser las cuatro de la tarde y el ardiente sol tropical había amainado un poco su resplandeciente látigo de fuego.
-         -Uehhh Niña Blanca  ¿cómo está usted?    
Saludó Juana al entrar a la amplia estancia campestre, que generalmente era resguardada por dos enormes perros guardianes.  
-       -  ¡Ay! si es la Señora Juana y con compañía. ¡Qué alegría tenerlas por acá! ¿Y eso qué las trae?
Hechos los saludos de rigor y estampados los femeniles besos del caso, la Señora Juana le espetó a su anfitriona, sin mayores preámbulos el porqué de su inesperada visita…
-   -Es que pasado mañana es la fiesta de Nuestra Señora de Fátima y las señoras y yo estamos organizando una procesioncita en homenaje a la Virgen. A ver si usted nos colabora prestándonos su imagen –que es más grande que la mía- y nos da lo necesario para comprar las flores, los arreglos; y para contratar además dos horas de música tocadas por la banda del Compadre Abel, para acompañar el cortejo.
-         -Ay Señora Juana. Mire, yo les colaboro en lo que yo pueda. Porque la verdad es que plata yo no tengo mucha, está poquita. Yo les presto la Virgen y si les parece organizamos y decoramos el paso de la procesión, para que salga desde mi casa y pase por todo el Camino Real, hasta la escuela pública de Manguelito y de ahí nos devolvemos. Pero para lo que no va a haber es para la música. ¡Esa banda de Abel cobra mucho y no alcanza!..
-        -¡Ay, no, Niña Blanca! No diga usted eso. ¿Entonces vamos a hacer la procesión sin nadita de música?
-        - Si mi señora, así nos tocará… ¡Porque le cuento que no hay para más! Eso ahí le vamos cantando a la Virgen el Ave de Fátima, mientras usted va dirigiendo el Santo Rosario.
Ante la rotunda negativa a la música, al grupo de señoras no le quedó de otra que aceptar a regañadientes la magra alternativa que la Blanca les ofrecía. Llegado el día doce, los ajetreos para la gran celebración eran proverbiales: de la casa de Juana salían grandes floreros adornados con olorosos cartuchos de diferentes colores, y coronados con palmas fúnebres y vistosos moños de nacaradas cintas de encajes. ¡Todo estaba listo para que al día siguiente, muy a las ocho de la mañana, la procesión se tomara la principal vía de circulación de la vereda de Belén, por unas cuantas horas!
Y efectivamente así fue. Las señoriales matronas de la localidad se dieron cita en casa de la acomodada anfitriona, todas impecablemente vestidas de blanco y tocadas con mantillas de vaporoso encaje, con la infaltable camándula de perlas nacaradas entre sus manos. El cuadrante del reloj marcaba las ocho en punto de la mañana, cuando el grupo ceremonial empezó su triunfal recorrido por el ducto vial, entre el lúgubre rezo de la Salve y el Ave María. La Señora Juana precedía el grupo más nutrido, en el que cuatro corpulentos cargadores –contratados para el efecto- llevaban en hombros el voluminoso paso donde se veía en alto la sonrosada imagen de la Virgen de Fátima.
No bien habrían avanzado unos cuantos metros –sin siquiera haber avistado todavía la rosácea casa de la Señora Juana-, cuando de la manera más insólita e inexplicable, la imagen de yeso de la Virgen saltó de su base en el paso, se precipitó a tierra y fue a dar de lleno contra las duras piedras del destapado Camino Real, quebrándose en mil pedazos. Ante la vista de este terrible hecho, los asistentes se echaron, todos la bendición, sobrecogidos de angustia y espanto a la vez.  
-         -¿Se da usted cuenta, Niña Blanca, se da cuenta? ¡La Virgen está brava porque usted no le quiso pagar ni siquiera una hora de música con Abel! Mire… ¡No le quiso aceptar la procesión sin banda! ¿Y ahora qué vamos a hacer?
Le increpó severamente Juana a la Blanca. Pálida por los acontecimientos esta última optó por cubrirse el rostro con su blanquecina mantilla y devolverse rápidamente hacia su casa, dándoles la orden a los cargueros que se devolvieran porque ya no iba a haber procesión ni nada. Con cara de grandes y graves acontecimientos los presentes optaron por devolverse cada uno hacia su casa, comentando lo terrible de lo que había sucedido.
Aun varios años después la Señora Juana no cesaba de comentar entre los asistentes a su casa, en el mes de mayo, cómo la Virgen se había portado con ellas esa vez, que la Blanca por tacaña se había negado a amenizar su sacrosanta procesión con la humilde limosna de dos horas de música de la banda de Abel.
-        - ¡La Virgen María se puso rabiosa, mis hijas! Es que con la Virgen no se juega…

Abril 8 de 2007 
Madrid (Cundinamarca)

martes, 30 de diciembre de 2014

LAS NAVIDADES EN EL VIEJO CERETÉ (Artículo)

ANTIGUA CALLE DEL COMERCIO DE CERETÉ, ANTERIOR AL INCENDIO QUE ACABÓ CON LAS CASAS TRADICIONALES DEL CENTRO DE LA CIUDAD EN EL AÑO 1963
LAS NAVIDADES EN EL VIEJO CERETÉ
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
Las navidades se vienen
Las navidades se van…
Y nosotros nos vamos
Y no venimos más.

(Copla vieja del Cereté de antaño)

En el Cereté de hace 50 años atrás, década de los años sesentas, la celebración navideña era bastante llamativa y vistosa, por cuanto congregaba a las distintas capas sociales del municipio en una sentida representación alegórica del nacimiento del Salvador del mundo. Nos narra la insigne educadora cereteana doña Berta Bautista de García, quien vive en el barrio Venus y goza de un honroso retiro pensional, lo siguiente:

La procesión de la cuna

“Cuando yo era una niña, se acostumbraba en Cereté, en época de las navidades, realizar una procesión que llamaban la procesión de la cuna. Eso generalmente lo organizaba la seño Jeca, la inolvidable educadora Angélica Salcedo, quien ya falleció varios años atrás. La procesión se organizaba en el patio de don Amiano Bautista –mi padre- y esta salía solemnemente, a las 5 de la tarde del día 24 de diciembre, desde mi casa en el barrio de Santa Teresa. Se llevaba un cochecito vacío muy bien adornado con cintas y encajes. Ese cochecito era la cuna. Se llevaba vacío para simbolizar que todavía el Niño Dios no había nacido. La gente iba toda muy bien vestida tras del cochecito, con trajes blancos, llevando cada persona una velita encendida. A lado y lado del cochecito iban cuatro niños vestidos de angelitos, custodiando la cunita, se entendía. Esos eran los niños de las clases adineradas de Cereté, los niños de extracción más humilde iban tras del cortejo, vestidos de pastorcitos, llevando unos bastoncitos y unas ovejitas hechas de costales de fique o una palomita blanca viva, para indicar que eran pastores. Amenizaba la procesión de la cuna una banda de viento que iba tocando piezas de música religiosa y villancicos durante todo el recorrido. ¡Esta procesión tan linda congregaba a niños y viejos, a ricos y pobres! Lástima que se haya perdido, cuando se murió Jeca muchas cosas se perdieron.

La procesión seguía el trayecto de la orilla del río, cogía por la calle de las flores, doblaba hacia la calle del comercio, por la callecita del progreso y terminaba en la iglesia grande de San Antonio de Padua, la del centro, donde la cunita la recibía el Padre y la colocaba en el pesebre, esperando el 24 de diciembre a media noche, el nacimiento del niño. La seño Jeca iba dirigiendo los cantos de villancicos y los rezos por todo el camino. Ya por la noche se hacía un fandango de navidad, con la misma banda de la procesión de la cuna. A veces tocaban hasta dos bandas. La gente entonces era muy respetuosa, había la venta de vela, de pan, de chicha, de caraqueña, de arrancamuela, etc. Pero que yo recuerde nunca había pelea, porque era una fiesta religiosa y la gente se contenía, por el respeto que entonces había.

La calle rabisa

Mi papá me contaba que en su juventud, entre los años 1926 a 1929[1], quizás, se realizó cierto año en Cereté el concurso de la calle mejor adornada para la navidad. Las calles concursaban decididamente para ganarse el premio de una vaca y unas cajas de ron, todo lo cual fue donado ese año por el abuelito materno de Miguel García Sánchez, el papá de la señora Sandiego Sánchez, madre del futuro gobernador de Córdoba.  A los habitantes de la calle ganadora le darían la vaca y ese viaducto llevaría en adelante el honroso nombre de “Calle de las flores”, por las muchas coronas de flores con que había ganado. Mientras que la calle que ocupara el último lugar le colocarían el nombre burlesco de “Calle rabisa”, o sea, la calle del rabo. En ese año –año 1926 o 1928, quizás-, la calle del centro quedó en el último lugar y  a sus habitantes les ofendía mucho que la llamaran Calle rabisa. Ellos decidieron entonces ponerle Calle del comercio, porque ahí estaban los principales almacenes y graneros de Cereté. Y desde entonces fue conocida como Calle del comercio. Esto no lo vi yo, esto me lo contó mi papá como un recuerdo de su juventud. Me lo contó siendo él ya mayor y yo apenas una niña”[2].

Conclusión

Este maravilloso relato aportado por tan excelsa dama nos lleva al pasado de nuestra bella ciudad, a la década de los años sesentas y aún más atrás, para darnos datos significativos sobre los nombres de algunas calles tradicionales cereteanas y sobre algunas costumbres perdidas en la bruma de los tiempos. Aun así el Cereté de antaño pervive en algunos aspectos tanto materiales como espirituales actuales, que se desconozca la historia no nos autoriza a soslayarla, porque ella actúa, está allí y es parte palpitante de nuestra mismidad.
Madrid (Cundinamarca), diciembre 21 de 2014

DEFENSA PORTUARIA DEL CAÑO BUGRE EN CERETÉ- LA FOTO DATA DE 1955



[1] En el año 1926 se construyó el edificio del centro histórico de Cereté, donde funcionó tradicionalmente la Escuela de Varones del Centro, donde el educador cereteano don Guillermo Viola educó a decenas de generaciones de cereteanos. En ese mismo año se construyó también el palacete de don Miguel García Sánchez, Villa Débora, en la calle de las flores, con materiales importados y a la usanza arquitectónica clásica y española.
[2] BAUTISTA DE GARCÍA, Berta Alicia. Referencia directa, vía telefónica. Cereté (Córdoba), diciembre 21 de 2014

lunes, 29 de diciembre de 2014

CERETÉ AYER, HOY Y MAÑANA (Oda)

DELEGACIÓN CERETEANA A LOS JUEGOS DEPORTIVOS DEPARTAMENTALES
ORGANIZADOS Y REALIZADOS EN CERETÉ EN EL AÑO 2014

CERETÉ AYER, HOY Y MAÑANA
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

La ciudad que yo dejé es solo un recuerdo
Que palpita en mi sentir de hijo marchado…
Es la sombra de un pretérito mercado
Una calle, un viejo caño siempre lerdo.
-I-
Fui buscando fritangueras… ¡Hoy no existen!
Esas viejas entre el humo del caldero,
Que fritando sus productos, con esmero,
Eran trenza interracial que al sol embisten.

¡Oh mujeres! Yo recuerdo sabrosuras
De frisol, que de sus manos se escapaban…
Qué decir de aquellos quibbes que extasiaban
A las almas con sabores de hermosuras.

Y la reina entre frituras, imponente
No era otra que la clásica empanada
Que de huevo se miraba siempre hinchada
Adobada con especias, dulcemente.

¡Ya no existen estas viandas de otras eras!
En su puesto está el hot dog y la hamburguesa
El vivir globalizante que atraviesa
A la tierra con sus modas y quimeras.

Fui buscando los sancochos de mi tierra
Bocachico con sabor siempre sinuano…
El sancocho de ganado o de marrano
O el genial mote de queso que se aferra.

Los hallé pero con gustos muy extraños
¡Esas sopas que recuerdo en lontananza
Hoy subsisten sin sabor y sin substancia!
¡Son la sombra de esas sopas de otros años! 

La galleta de limón es un remedo
De las viejas galleticas que compraba,
En la tienda cuando niño me escapaba
En mi afán de golosina de amplio ruedo.

Ni la vieja arrancamuela que pelaba
Paladares con su ríspida textura…
La encontré. La nueva era no asegura
La existencia de este dulce que gustaba.

Ya ni el fresco es semejante al de otros tiempos
Es aguado, poca fruta y mucho hielo…
La existencia se debate  en el deshielo
De un ayer sin onerosos contratiempos.

ANTIGUO PARQUE ANTONIO NARIÑO DEL CENTRO DE CERETÉ
AL FONDO LA IGLESIA DE SAN ANTONIO DE PADUA

-II-
¡Tierra amada! ¡Cuántos cambios has sufrido!
Esa lumbre de pretérita existencia
Ha cedido bajo el paso de la ciencia
Que a tu suelo, sus avances ha traído.

¡Cereté! Mi tierra amada y generosa
La ciudad de aquellos porros y cumbiambas…
Yo te canto junto al Bugre, entre sus jambas,
Deleitando el paladar con mango rosa.

Yo te ofrezco mi sentir de un hijo amante
Que aunque lejos lleva el alma de ti llena…
Que palpita ante tu tierra siempre buena
¡Que conserva tu pasado palpitante!

Cereté, ciudad amada, yo defiendo
La cultura de tus fieles tradiciones…
Esa bella arquitectura que entre horcones
Levantaran tus patricios, sin remiendo.

Bajo el peso de un progreso mal planeado
Bellas casas de elegante arquitectura…
Han caído destruidas. Su figura
La reemplaza un Cereté modernizado.

Esas casas de perfil republicano,
Construidas entre tablas y altos techos,
Destruidas por la pica, ven maltrechos
Su pasado hecho de un tiempo veterano.

¡Cuántos hechos cobijaron esas casas!
Nueva historia se tejió en sus aposentos…
Vino un día el mandatario, en aspavientos,
¡Gobernó de Cereté, con firmes trazas!

Un hotel y un palacio y un mercado
Levantaron sus frontones imponentes
¡Cereté se remozaba ante las gentes
Que miraban su progreso muy marcado!

Hospital y hasta la fábrica de hielo
Que surtía su producto en la comarca…
Le trazaron a mi tierra nueva marca
De progreso, delineando un nuevo cielo.

JÓVENES  CERETEANOS  EN  UN  ENCUENTRO  FUTBOLÍSTICO  LOCAL

-III-
Los muchachos de mi tierra se han perdido,
Parte el alma ver la droga que ha medrado
Entre ellos, con su daño calculado,
Que ilusión y joven meta ha destruido.

Oigan padres… Qué ha pasado con sus hijos
Que absorbidos por los vicios asesinos
Se les mira andar sin metas ni destinos,
Como barco entre los males más prolijos.

Los valores de familia están ausentes
El respeto, honestidad y buen sentido…
Reemplazados hoy se ven por lo vivido
En la fiel actualidad, sin parar mientes.

Los muchachos y muchachas son tesoros
Que debemos educar con noble esmero.
En las nítidas virtudes que un sendero
De progreso les dé glorias y decoros.

Eduquemos a los hijos con ejemplos
La palabra sin el hecho es huera y vana…
Nuestros hijos son la fuerza soberana
De esta patria que construye vivos templos.

De los hijos somos vivos formadores
Que con juicio madurado en la experiencia,
Conducimos a la gran luminiscencia
Del respeto que vindica los valores.

Nuevos cantos de sirena los atraen
A los vicios con febril tecnología…
¡Ojo padres! ¿Dónde están al medio día?
¿Se alimentan? ¿Del saber se retrotraen?

Nuestros chicos con valores ancestrales
De respeto hacia sus padres, sus abuelos…
Formaremos en procura de más cielos
De grandeza que conquisten a raudales.

El amor a Jesucristo enseñaremos
De la patria colombiana, el patriotismo…
De este suelo el vivo amor, el altruismo…
Y a su nítida ciudad, conservaremos.

VISTA AÉREA DE CERETÉ (CÓRDOBA)

-IV-
La ciudad que yo dejé es hoy otra cosa
Pero pienso no es perdida la tarea
Si educamos y si damos la pelea
Por hacer la juventud más respetuosa.

Nuestras bellas y fecundas tradiciones
Las debemos defender con ardentía…
Por la tierra que derrocha valentía
Cultivando un nuevo ser con ilusiones.

La llamada aldea global nos ha traído
Su comida, sus industrias y edificios…
Si educamos, no habrá tal que maleficios
Pueda hacer en nuestros chicos bendecidos.

Oh maestros, con orgullo y sabio tino
Siembren diario las semillas de lo bueno,
En los niños de ser límpido y sereno
Que en las aulas son promesa del destino.

Padres firmes, no sean laxos, permisivos
En el nombre de un amor mal entendido…
Pongan reglas con su límite extendido
Hasta donde sea prudente el celo activo.

Que sus hijos hoy se sientan orgullosos
De su patria y del ayer del recio abuelo
Que no venga el extranjero, en falso anhelo,
A enseñar antivalores desastrosos.

Que en la frente siempre clara del muchacho
Brille altiva la verdad, como el lucero
De la limpia honestidad que va al sendero
De un vivir siempre correcto y sin empacho.

El pasado no renace, es fenecido
Pero aquellos, los valores sacrosantos
Nunca mueren, sus principios son encantos
Que construyen nuestro ser fortalecido.

¡Cereté, mi Cereté, tu ser abraza
Al mañana levantando tu alta frente…
Si cambiaste  ante la historia, sé consciente
¡De tu esencia, tus costumbres y tu raza!

UN ASPECTO DE LA CALLE DEL COMERCIO DE CERETÉ (CÓRDOBA)

Madrid (Cundinamarca), noviembre 4 de 2013


 














 



























domingo, 28 de diciembre de 2014

ALBORADA CORDOBESA ¡Vuelve el puerco y jala el cuero..! (Artículo)

EL LOCUTOR, FOLCLORISTA Y POETA EDUARDO MENDOZA PORTACIO


ALBORADA  CORDOBESA
¡Vuelve el puerco y jala el cuero..!

Por: Nabonazar Cogollo Ayala

Corría la segunda mitad de la década de los ochenta y cada madrugada entre las 5:30 y las 6:30 se escuchaba la voz alegre del locutor Eduardo Mendoza Portacio quien despertaba a Córdoba con su canto decimero y su algarabía regional, porque era mejor “coger el día por la punta”. Aquella cita diaria con las costumbres ancestrales de nuestra tierra, la leyenda y el dicho de monte, al son de los más inspirados porros y fandangos de los compositores criollos, dejaron una huella indeleble en el alma de los que un día tuvimos que partir en busca de oportunidades formativas y laborales. Al ya extinto programa radial Alborada Cordobesa, lo mismo que a su inmortal inspirador este sencillo pero emotivo reconocimiento.

¡VAMOS  COMPAE  LEVÁNTESE!

“¡Volvió, volvió y amaneció dijo el lechero de Arteaga... y del mismo lao!... ¡Vuelve el puerco y jala el cuero!; y aquí vamos como tres en el anca de un piojo, la gurupera corta, subiendo loma y la pechera partí´a!... ¡Pa´ adelante es que va la vaina y de todas maneras Viloria a la cárcel va!... de todas maneras. Hombe... empieza la semana; hoy es lunes de...”

De esta simpática forma empezaba cada día el programa de Mendoza Portacio, bendiciendo las frescas madrugadas del Sinú y el San Jorge con aquella retahíla de dichos de monte que a muchos resultaba incomprensible pero que provocaba las más espontáneas carcajadas en la mayoría de los radioescuchas. ¿Por qué? Porque ahí se hacía presente, de alguna manera nuestra tierra toda: Ahí estaba vivo y latente Córdoba, con su mentalidad colectiva y su picaresca inigualable. Con la lógica simple pero contundente de los raciocinios de sus campesinos y con la electrizante música de sus fiestas y corralejas. “¡Volvió y amaneció... Vamos compae levántese que hay que coger el día por la punta!” ¿A quién no estremecía aquel grito de batalla que se constituía en toda una afirmación de la propia identidad?



EL OTRO DÍA ME ENCONTRÉ...

Y continuaba el mago de la palabra y la oralidad cordobesa... “El otro día me encontré con Petronita, una amiga mía de allá del lao de Cereté. Y me dijo, oye Eduardo te voy a contá una cosa que me pasó pa´ que la cuentes en tu programa: Hombe resulta que los otros días me levanté más o menos hacia la media noche porque estaba más bien como desvelada y fui al tinajero a tomarme una bebida de valeriana. Pero... ¡Malhaya sea!...no había agua. Eso quedaba era un guarrú ahí. Entonces cogí un mechón pa´ salir al tinajero de la cocina, porque era noche oscura sin luna. Bueno. Yo me salí pa´ afuera con el mechón y me estaba tomando la valeriana al costado del horcón de la cocina cuando vi que por el caminito de la cerca de tuna venía una procesión de gente. Un poco de viejas, viejos y peladas iban pasando con unas velas prendías. ¡Mierda, a mí se me espelucó el cuerpo!... ¿Y esa vaina qué era? Bueno, pero yo, entre miedosa y animosa no me metí pa´ dentro y más bien empecé fue a reparar a la gente, a reparar a la gente y empecé a darme de cuenta que ahí iban unos conocidos míos. Yo decía pa´ entre mí... “Mira ahí va Fulanito de tal; allá va Menganito. Allá va la hija de Zutana... en fin”. Yo cogí confianza y me terminé la valeriana y me arrimé a la cerca de tuna del camino. Cuando estaba yo ahí parada pasó la procesión de gente por enfrente de mí con los mechones prendidos y una de esas conocidas mías se me acercó a saludarme y me dijo: 

-¡Uehhhh Petronita!... ¿y qué es que no tienes sueño? 
-¡Nombe!...aquí estoy toa  desvelada... Ajá... ¿y ustedes pa´ dónde van?
-¡Esta es una procesión que me invitaron!... ¿Por qué no vienes con nosotros?... ¡Coge, te doy una vela pa´ que nos acompañes!
-¡No Mija, yo te agradezco pero yo voy es a dormir que ya me está dando sueño!
-¡Bueno!...guárdame la vela y me la das mañana... ¿Oíste?
¡Bueno! ¡Hasta mañana!

Al día siguiente bien tempranito me levanté y después de recoger los toldos y las camas de viento,  barrer el patio y hacer los demás oficios, me acordé de la vela y la fui a ver. ¡Y era una canilla de muerto!... ¡Ay María Santísima si aquello que yo vide anoche era una procesión de brujas!... ¡Dios nos ampare y nos favorezca!... ¿tú puedes creer eso Eduardo?... ¡Una procesión de brujas!

-Hombe Petronita tú estuviste fue de buenas; no te llevaron porque estabas adentro del solar de la casa tuya y la casa es sagrada... ¡Por eso fue que no te llevaron! – le dije yo- 
-¡Sí mano!...¡Y júralo! La Virgen de la Candelaria me iluminó. –Me decía la pobre-

-Hombe... ¡Estas son historias de nuestra tierra!” 

Inmediatamente sonaba con estridente melodía la puya “La espuela del bagre” y después el porro “El Ratón” con su pegajosa cadencia.



EN EL 52 SE FORMÓ CÓRDOBA

Terminada la cortina musical continuaba el locutor: “Estamos en el mes de junio, un miércoles 18 de junio del año 52 se formó el Departamento de Córdoba... ¡Hombe compae eso sí fue grande!... Eso la gente en Montería se volvió loca: hubo maicena, salvas de artillería, comida, bailes de sala.... ¡Carajo! Eso se bailaba aquí y allá, en el parque, en la plaza... en fin. ¡Todo el mundo se la pasaba moviendo, moviendo la angarilla! ¡Eso se veía bailar el negro como si tuviera una espina de mora clavá  en el talón! De Bogotá se  vino el presidente en avión con la mujer, la primera dama. ¡El blanco grande se vino pa´ acá! ¡Imagínese usted cómo sería eso de importante!

El negro Dechamps –era chocoano el hombre-, formó la Banda Departamental y eso nada más se oía la retreta noche y día. ¡Eso sonaba el vals “Flores y perlas” y el Himno de Córdoba cada ratico, cuyas estrofas fueron escritas por el poeta ceretano Rafael Grandet Valverde! Al doctor Remberto Burgos Puche le dicen “el padre del Departamento de Córdoba”; porque a él más que todo fue al que le tocó peliá allá en Bogotá con toda esa gente de Bolívar en el Congreso que no querían que se creara el departamento... ¡Pero el hombre se paró como un verraco y echó la vaina pa´ adelante sin talanquera que la aguante! ... ¡Y aquí está el departamento oyendo el cuento!”...

Y acto seguido sonaba con la majestuosidad de su timbre el porro “María Varilla” y después “Soy Pelayero”, para rematar con “El binde”.

PEDRO ARDIMALAS

“Ahora vamos a contar un cuento de Pedro Ardimalas... ¡hombe ese vergajo sí era malo!... ¡más malo que la mula que patió a Dios! Cuanto estaba chiquito lo mandó la mae con una totuma a que le comprara dos chivos de mazamorra donde la Niña Zunilda, que tenía un ventorro en el otro caserío, pasando el caño. Y salió el puñetero por todo el camino -que era un barrial porque había llovido toda la noche-. El pelao iba repitiendo pa´ que no se le olvidara el mandao: “una totuma de mazamorra por dos chivos de cobre, una totuma de mazamorra por dos chivos de cobre...”. En esas iba cuando no se dio cuenta, pisó mal y ¡juápata!... se cayó dentro de un hoyo de barro y se puso negrito... ¡Del color de la tierra!

¡Mierda!... se me perdió el mandao aquí en este barrial... ¡Tengo que buscarlo pa´ ver  si  lo encuentro!

Y empezó Ardimalas a rebuscar por aquí y a escarbatar por allá, con la totuma bajo del sobaco y los chivos en el bolsillo del mocho de pantalón de lona. ¡Tengo que encontrar el mandado, tengo que encontrarlo! –decía-. Cuando ya tenía un buen rato de estar buscando el mandao, acertó a pasar por ahí un machetero viejo que venía del monte del lao de Manguelito, quien se lo quedó viendo y le dijo:

¡Ajá pelao!... ¿Y qué es lo que buscas tú ahí descalzo en ese barrial?
¡Nombe estoy buscando un mandao que la mae mía me mandó a hacer con esta totuma y estos dos chivos de cobre!...Pero no lo he encontrao.
¡Tú lo que estás buscando es cogé  una mazamorra en el fango maluco ese!
¡Ahhh eso era lo que yo estaba buscando!... ¡la mazamorra!...Ya la encontré, me voy.

Y contento como al principio, salió Pedro Ardimalas del hoyo, embarradito de la tierra y se fue al ventorro a comprar la mazamorra del mandado”.

Una nueva cortina musical sellaba con broche de oro el relato picaresco. Esta vez se trataba del porro “El Pájaro”, seguido de “Fandango Viejo” y  “La Mona Carolina”…

DESPEDIDA

El reloj había corrido rápidamente -quizás demasiado- y Alborada Cordobesa se acercaba a su final. “¡Bueno mi gente, esto se acabó!...  Hasta mañana será otro día cuando con el dicho del lechero, el canto del gochó y el reclamo de la guacharaca, saludemos otra alborada. Porque no se les olvide, mis compadres y comadres: ¡Siempre es bueno coger el día por la punta!”. 

Y luego de haber asistido a aquel delirante paseo por los senderos del folclor y la tradición oral de nuestra tierra, marchábamos a las diarias labores; felices y satisfechos por ser parte viva de un conglomerado culturalmente cohesionado llamado Córdoba. ¡Tierra de la leyenda, el mito y el gracejo! ¡Patria insomne del porro y el fandango que nunca mueren! Estas manifestaciones de nuestra idiosincrasia vivirán cada vez que el hombre cordobés se enfrente a los retos de la vida diaria, con la picaresca de su canto y con el garabato del apunte gracioso con el que aparta las matas del monte de la desidia y el aburrimiento; para cercenar los tallos, a fuerza de aquellos golpes de audacia, ingenio y creatividad que lo hacen inmortal y lo impulsan al infinito.


2005