(Poema)
Aquellas
confituras de la tierra sinuana
Nos
dejan sus herencias de nítidos sabores…
Las
viejas los hacían con gustos y colores;
¡Hoy
quedan los recuerdos de aquella historia ufana!
La
dulce arrancamuela de azúcares fundidos
En
el viejo caldero donde bullía esplendente;
Nos
daba sus sabores de coco suavemente,
Con
la esencia de cola con tonos encendidos.
Estaban
las galletas de esencia limonera
Que
hacían con harina de trigo y con vainilla…
¡Eran
con café negro sabrosa maravilla!
¡También
con la gaseosa de tienda caminera!
Estaba
el buchepavo pepitas coloridas
Que
hacían con azúcar micropulverizada…
Su
centro reservaba semilla bien tostada
De
ajonjolí crujiente de esencias escondidas.
Estaban
las melcochas con forma de pirulo
Alegres
envoltorios cubrían su alma buena…
Las
mieles de la caña brindaban su faena
Con
clásicos colores de reluciente rulo.
Las
ricas carisecas galletas de las fiestas
Eran
de harina y coco con mieles de panela;
Su
forma redondeada era de vieja escuela,
¡Delgadas
y crujientes cual viento en las florestas!
Y
el diabolín venía de tierras sabaneras,
Sabroso
bizcochuelo de fécula de yuca;
Redondo
y medianero, la gente que se educa
¡Lo
busca en el recreo con hambres mañaneras!
Estaba
el enyucado manjar de nuestra tierra,
De
yuca triturada con coco azucarado;
Su
alma era de queso menudo y bien rallado
Con
el sabor discreto de anís de la alta sierra.
Estaban
las chilenas que venden en canastas
Del
palco en corralejas crujientes y sabrosas;
Su
caña deshacían en mieles melcochosas
Mientras
que el toro bravo voleaba con sus astas.
Estaba
el dulce suave de ñame blanquecino
Su
cuerpo deshacía cual pasta del oriente;
Tintura
de panela teñía suavemente
Su
clásica textura con ímpetus de vino.
Estaban
los confites de ajonjolí tostado
Bañados
con la miel de nuestra panela negra;
¡Tan
solo de evocarlos el alma se me alegra!
Qué
pena que no existan ya todo se ha acabado.
Aquellos
viejos dulces que daban alegría
A
niños y a muchachos son cosa del pasado…
¡Debemos
rescatarlos! Recetas han quedado
En
las mentes del viejo de rancia lejanía.
Los
dulces son la vida de nuestra idiosincrasia
Y
evocan esos tiempos del buen fogón de leña;
¡Jamás
los olvidamos! Su esencia nos enseña
¡A
amar lo que confirma la identidad con gracia!
Diciembre 27 de 2020
Madrid – Cundinamarca
Colombia
VIDEO