Espacio dedicado al estudio de las ciencias humanas y sociales en la ilustre Capital del Oro Blanco.
Se publicarán artículos, crónicas, ensayos, poemas alusivos y reflexiones, cuyo eje sea Cereté. Los textos son responsabilidad de sus autores, lo mismo que su material gráfico. Están registrados en la DNDA, los cobija la ley de propiedad intelectual. Se pueden emplear siempre que se haga la debida cita bibliográfica y/o web gráfica. Los ensayos están respaldados por investigaciones históricas.
Yo
entonces saco pecho con orgullo y les digo… Yo soy de la tierra más hermosa que
la mano del Señor delineara sobre la faz de la vieja bola del mundo… ¡De la
bella ciudad de Cereté, Departamento de Córdoba! La tierra donde las letras y
la poesía son pan de cada día, la tierra del máximo poeta de Colombia, Raúl
Gómez Jattin, uno de mis mentores, tierra de la poetisa Lena Reza, del
cantautor Noel Petro, del locutor radial Edwin Tuirán Ruiz y del autor del
Himno del Departamento del Cesar… ¡Este último soy yo! Cereteano por estirpe
raizal, profesionalmente formado en Bogotá y triunfalmente reconocido en
Valledupar por la vez primera.
-Pero
profe… Usted habla y escribe bastante pulido. Elabora bellas y sonoras estrofas
clásicas, con una facilidad increíble… ¿Eso lo aprendió en Cereté?
-Sí,
mi amada ciudad fue mi cuna y mi primera escuela. Nací y crecí en el seno de
una familia en donde la literatura y la filosofía estaban a flor de piel y
donde la magia y el hechizo de los relatos orales de los campesinos hacían
volar desde niño mi mente hacia el filo mismo de las estrellas… Mi bachillerato
lo acabé en el Colegio Diocesano Pablo
Sexto, de la mano de un sacerdote español, un hombre de Dios, quien
enseñaba amor indeclinable a la patria, al terruño de nuestros padres y
abuelos, amor al Evangelio y culto idolátrico por la lengua española; de todo
lo cual me considero un digno y orgulloso heredero, por ello mismo, su difusor
y fomentador. El Reverendo Padre Gumersindo Domínguez Alonso, mi modelo de
hombre cristiano y de intelectual integral ante la vida.
-¡Qué
privilegio tenerlo a usted de maestro, profe!
-¡Y
qué privilegio tenerlos a ustedes de alumnos, mis hijos!… Dios los bendiga hoy
y siempre.
LA PUNTUALIDAD, LA VIRTUD DE LAS DAMAS Y LOS CABALLEROS
Por: Nabonazar Cogollo Ayala
¿De cuántas maneras
hemos justificado nuestra impuntualidad? Por lo general el común de las
personas busca echarles a los demás la culpa de lo que ellos dejaron de hacer y
que era su responsabilidad hacerlo. Cuando no es así, entonces buscarán
justificaciones en el clima, en el transporte, en la información recibida y
hasta en los contratiempos de última hora. Veamos algunos ejemplos típicos:
•¿Por qué llegaste tarde a clases? ¡Porque estaba lloviendo y todo se inundó! No pasaba buseta ni
carro ni nada… ¡Antes vine!
•¿Por qué llegaste tarde a la misa?¡Porque el cura ese siempre comienza tarde! ¿Si él tiene
derecho a dormir más, por qué yo no?
•¿Por qué no entregaste el informe de química?¡Porque fue que a mí no me dijeron! Yo no
sabía de ese informe.
•¿Por qué no entregaste el trabajo de matemáticas a tiempo?Porque es que era para el martes después
del festivo. Yo me confundí y traje fue el horario del lunes… ¡Eso ya no es
culpa mía!
•¿Por qué no hiciste el trabajo de español, que era para hoy?¡Yo sí lo hice! Fue que se me quedó, pero
que lo hice, lo hice.
•¿Por qué no pagaste ese dinero el día que debías pagarlo? Porque es que el señor ese me dijeron
que se había ido para Montería. Entonces… ¿Qué tal yo llegar a su casa con la
plata y que no hubiera nadie?
•¿Por qué saliste tan tarde de la casa? Fue que mi mamá me hizo tarde el desayuno. Y
para rematar, el agua se fue y me tuve que bañar con totuma.
La impuntualidad no
tiene justificación… Si somos personas organizadas con nuestro tiempo y
nuestras obligaciones, nos haremos un horario de vida y lo seguiremos a pie
juntillas. De esa manera veremos cómo nos alcanza el tiempo y antes hasta nos
sobra, para disponer de él con libertad y como queramos.
¿Qué tienes que estar en
la iglesia a las 8 am? Depende de dónde te encuentres. Si vives a dos cuadras
de la iglesia, aun así, levántate una hora antes, para que tengas tiempo
suficiente para organizar todas las cosas. Pero si vives en la vereda de
Manguelito, a 45 minutos del casco urbano, eso es diferente… ¡Levántate al
menos con 3 horas de anterioridad! Deberás tener en cuenta todas estas
variables: (1) El transporte (cuánto tardas en tomarlo y cuánto se gasta el
carro en traerte hasta Cereté); (2) Dónde te deja el transporte y cuanto tardas
en llegar hasta la iglesia.(3) Cuánto
te gastas en tus actividades personales (levantada, baño, aseo, desayuno,
etc.). Si mides organizadamente tu tiempo, no tendrás afanes, no sufrirás de
estrés ni angustias por llegar tarde y todo lo podrás hacer sin contratiempos.
Hay alumnos que no miden
el tiempo real que demanda hacer un cierto trabajo para el colegio. Por
ejemplo: el profesor de español les dejó un trabajo de análisis literario de la
novela El coronel no tiene quien le escriba, del Nobel colombiano
Gabriel García Márquez.¿Qué hay que
hacer? Elaborar un completo resumen de la obra, de al menos 3 cuartillas de
extensión, en el cual se indiquen: inicio, nudo y desenlace. Además hay que
hacer una descripción psicológica pormenorizada de los personajes principales;
analizar coordenadas de tiempo y espacio y adicionalmenteidentificar, haciendo cita y explicación, de
las metáforas, símiles, hipérboles y caricaturas que hay en el cuerpo léxico de
la novela. Juanito Pereza se confía y cree que un par de horas, el domingo por
la tarde,será más que suficiente para
hacer un análisis literario que demanda entre 18 y 24 horas de trabajo. El
profesor les dejó 15 días para la realización del trabajo, pero nada; don Juan
Pereza todo lo dejó para última hora. Confía en que en Wikipedia o en el
Rincón del vago encontrará todo eso. Juan se consiguió un computador
prestado con un módem de 3 gigas, pero… ¡Horror! El internet se cayó, justo a
las 7 de la noche, cuando Juan se disponía a hacer el trabajo. Al día siguiente
Juan Pereza, muy orondo le dice al profesor:
•¡Profe! Ese trabajo que usted dejó es lo menos para un mes… A
mí el tiempo no me alcanzó, pailas y toda la culpa es suya… ¿Por qué no nos dio
el tiempo suficiente? ¡Me voy a quejar con el señor rector! Mi mamá va a venir
a quejarse…
¿Te parece que es justo
este reclamo? Evidentemente no lo es. Aquí tenemos el caso de un joven que
busca justificar, a como dé lugar, su irresponsabilidad en el manejo del
tiempo. ¿Y cómo lo hace? Culpabilizando a los demás de su propio descuido. Esto
se llama “traslado de culpas” y en nuestro medio es cosa común, lo cual
no implica que esté bien ni que sea una conducta aceptable. Estas son conductas
antiéticas e irresponsables, que deben ser removidas de nuestra forma colectiva
de pensar, porque no nos aportan nada bueno y nos convierten en individuos
indisciplinados, perezosos y mediocres.
REFLEXIÓN: Los
colombianos y las colombianas del futuro deben ser personas juiciosas,
conscientes de sus tareas, deberes y obligaciones. Jóvenes capaces de
administrar su tiempo con total responsabilidad, lo que los convierte en
jóvenes puntuales en todos los sentidos. Ser puntuales es ser responsables a
carta cabal, sin recurrir a excusas absurdas que solo buscan eludir el peso de
nuestra propia responsabilidad.
SIENDO PUNTUALES Y ORGANIZADOS CON EL TIEMPO,
TENDREMOS ESPACIO PARA HACER LO QUE QUERAMOS. ¡LOS COLOMBIANOS DEL FUTURO SOMOS
Y SEREMOS SIEMPRE PUNTUALES!
Corría el año 1984, aquel día llegaste a
mi colegio, yo era apenas un adolescente. Te vi entonces tonsurado por el
tiempo, con esa corpulencia que te asemejaba a un cíclope del valle del Sinú.
Hallaste la puerta abierta, entraste aunque todos huyesen gritándote: ¡Loco! Saludaste amablemente, sonó la
campana para clases. Llamó poderosamente tu atención la cátedra de literatura
en un aula inmediata. Llegaste, pediste te dejaran impartirla, así fue… Los
aplausos te laurearon. Pediste luego de comer y te marchaste, pleno cual
chiquillo…
Ese eras tú, Raúl Gómez Jattin… ¡El
poeta más grande de Colombia!