IVÁN MARTÍNEZ (Oriundo de la vereda La Coroza), en la FINCA LA FLORIDA, hacia 1984, aprox. Fotografía inédita |
ALLÁ
EN LA CASA VIEJA…
Por:
Nabonazar Cogollo Ayala
Allá en la casa
vieja, la finca de mis padres
Allá en el suelo
hermoso del limpio Cereté…
Había un bosque de
robles que doblegaba el aire
Del viento en las
alturas diciendo un no sé qué.
Caimitos escarlatas
de púrpura ambrosía
Se alzaban
elegantes al pie del robledal…
Sus hojas
esmeralda, besaba el sol del día
Con el tierno
destello de un hilo de cristal.
Detrás de aquellos
robles de mágica presencia
Se alzaba el
bosquecillo de guamas de dulzor…
¡Qué deliciosas
eran! Me daban esa esencia
De dulce
terciopelo de su níveo sabor.
A un lado de los
robles se alzaban las palmeras
De cocos de
Malasia, refresco natural…
Mucílago de
almíbar, su elixir no da esperas
¡Magnífica
ambrosía de un dulce manantial!
Y aquel árbol
extraño, más bien era un arbusto
Que daba pocas
veces sus frutos de color…
Era un corombolero,
yo no le hallaba gusto
A su fruto
estrellado de ríspido sabor.
Y más atrás del
sitio de la huerta se alzaba
Casi contra la
cerca de la verde heredad…
El bosque de los
mangos y algunos de guayaba
¡Los mangos eran
grandes, eran de calidad!
Había chirimoyas y
verdes cirueleros
Que deshojaba el
tiempo con su dura estación.
Eran muy
quebradizos y se venían al suelo
Si varios se
subían en su frágil horcón.
Allá en la casa
vieja, la finca de mis padres
Había un paraíso
de verde vegetal…
¡No sé si aún
exista! No obstante siento el aire
De su aromada
brisa cantando un madrigal.
Madrid
(Cundinamarca)
Febrero 20 de 2015