SOL OMNIBUS LUCET

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jueves, 1 de enero de 2015

LA FIESTA EN EL CIELO (Fábula)


LA FIESTA EN EL CIELO[1]
Por: Nabonazar Cogollo Ayala

(Fábula)

Hubo un día una fiesta en el cielo
Y del mundo del norte hasta el sur.
Animales de mil y mil clases
Remontaron los altos lugares
Y vistieron sus prendas de tul.

Tío Gochó con Gochoa su señora
Elegantes con manto y tacón.
Y con cresta de blancas auroras
Encargaron su cría a la patrona
Y se fueron cantando su son.

Detrás de ellos Chau Chau que se viste
Con magnífico azul de satín.
Se llenaba los buches de alpiste
Y cual viento que brisas embiste
Voló raudo hacia el alto confín.

Guacharaca, la que arma relajo
Con su escándalo, vuela a cual más.
Y su cresta de rojo encarnado
Da presencia al gracioso avistrajo
Que repite ¡bailar al compás!

Tía Cotorra acicala sus plumas,
Las de verde esmeralda y olán.
Y su canto que imita las brumas
De las aguas, resuena en la altura
Como un barco de fiel capitán.

Y volando se van uno a uno
Gallinazo, Paloma y Perdiz.
¿Y quién lleva a volar al que sólo
Caminando en la tierra es un soplo
Sobre el polvo en el suelo infeliz?

¿Quién le da un chancecito a Tortuga,
A Conejo, a Culebra, a Ratón?
¿Cómo sube hacia el cielo que otea
Sobre el mundo, la pobre Hicotea
Que en el suelo es rastrero toncón?

¡No hay problema!.. Entre todos los llevan
Hasta a Sapo que es fiero y gritón.
¡Él se cuelga de Pavo, que vuela
Y del moco que al viento es estela
Va colgando contento el bocón!

Las palomas bien juntas remontan
Cual enjambre de abejas, al sol.
Y subiendo una hamaca gigante
Dan el chance a Conejo, aquel diantre
Al que Tigre le guarda rencor.

Y así todos subiendo consiguen
A las puertas del cielo llegar.
Y San Pedro feliz los recibe
Da su beso a las tías y prohíbe
A los tíos, del trago abusar.

Más llegó tempranito la banda
Pelayera vibrante al cantar.
Con trompetas que al viento resuenan,
Bombardinos que anuncian lo buena
Que la fiesta en el cielo va a estar.

Al caer de la tarde dio inicio
El fandango en la rueda ejemplar.
Las parejas con amplias polleras
Abanican la gris humareda
Que la vela tributa al bailar.

Guapirreo, tacón, gaita y canto
Amenizan la alegre reunión.
Mientras rasga los aires, contento
Con su canto de fuertes acentos
El tío Gallo con su vozarrón.

Todo marcha muy bien y San Pedro
Jubiloso se encuentra al mirar.
Que la fiesta en el cielo es grandiosa,
Que no hay gresca, pelea bochornosa
Ni conflicto en el santo lugar.

Sin embargo hay un hecho que asusta
A la gente en la amena reunión.
Gritó el Gallo… ¡Ya el ron se termina!
¡Mala vaina!... en la vieja cocina
Se acabó la feliz provisión.

¡Qué desgracia!  dijeron en coro
Las parejas en torno al cantor.
¡Calle banda!.. Sin trago no hay fiesta
¡Recojamos dinero y la cuesta
De regreso recorra un bribón!

Hasta el suelo y que compre en la tienda
Una caja de ron… ¡el mejor!
¡Pero rápido vaya quien quiera
Que la fiesta se acaba en la estera!
¡Combustible es el dulce licor!

¿Quién lo compra?... Pregunta Tío Gallo
A la gente que ve alrededor.
¡Nadie quiere! Ya todos se excusan
Tía Paloma su plumas expurga
No va Gallo, tampoco Ratón.

Nadie quiere y a nadie se obliga
¡Qué pesar! Se acabó el bailotear.
Dijo Tigre que abriendo la cueva
De sus grandes quijadas bosteza
Mientras muestra colmillo y molar.

¡Un momento!... yo salvo la fiesta
¡Denme todos el costo y me voy
A comprarles el ron sin tardanza!
Siempre y cuando me lleve Torcaza
En su espalda, dijo Morrocoy.

¡Yo te llevo!.. Dijo Tía Paloma
Con mohín de disgusto y horror.
¡Ven y sube!... me voy al cemento
Y de lo alto, con tino y acierto
Te encaramas desde el corredor.

Dicho y hecho le dieron dinero
Rapidito se fue Morrocoy.
Pasó un día, otro más y el tercero
Sin saberse qué fue mandadero
¡Qué pasó con la plata y el ron!

Se llegó el cuarto día, quinto y sexto
Todo el mundo en el cielo de azul.
Se mostraba furioso, no había
Fiesta, trago… La melancolía
Se sentía cual pesado baúl.

Una tarde reunidos estaban
Bostezando en el amplio salón.
Y empezaron a hablar con fiereza
Contra el fiel mandadero y empieza
El Tío Gallo… ¡Esto huele a traición!

¡Sí que huele!  -contesta Tío Sapo-
El vergajo del tal Morrocoy…
Hizo creer que iba a hacer el mandado
¡Y quién sabe dónde enguayabado
Estará con la plata del ron!

¡Maldecido el Morroco, lo mato!
-Dijo Pato graznando la voz-
¡Yo también!... ¡Yo te ayudo!  -Dijeron
La Tía Iguana junto a Tío Carnero
Rastrillando con rabia el salón-.

¡Yo lo quemo! ¡Lo lincho! corearon
Tío Conejo y Tío Tigre que al fin.
Entre tanto esperar se amistaron
Y sus odios de antaño olvidaron
Y se unieron al fiero motín.

Mientras tanto volteado impotente
Sobre el casco el pobre Morrocoy…
Se esforzaba por darse la vuelta,
Con patadas, con miles revueltas…
¡Todo en vano!... hasta el día de hoy.

¿Qué pasó? Tía Paloma, mezquina
Dijo así ¡Te la haré, ya verás!
Y en postura que el mal dictamina,
Bajo aquel corredor va y se quita
Cuando quiere Morroco trepar.

Morrocoy cae y se estrella estridente
Se golpea con rudo traspiés.
Rueda varios peldaños abajo,
Al zaguán y con miles trabajos
Bota plata y queda de revés.

Cuando escucha todo lo que dicen
Sus amigos allá en la reunión.
Con esfuerzo febril, sobrehumano
Y formando corneta con manos
Va y les grita… ¡yo así ya no voy!

¿Cómo así que me insultan y ultrajan?
¡Dicen todos que soy un ladrón!
¡Y no ven que caí de las faldas
De Paloma y quedé fue de espaldas
Al caerme desde el corredor!

Cuando todos lo escuchan, revientan
Carcajadas como un batallón.
Mientras van y bien raudo voltean
A Morroco y le dicen ¡No Creas!
¡Era embuste! Anda ve por el ron.

Llega el ron y prosigue la fiesta
¡Y qué fiesta! ¡Más buena no hay!
Se acabó y todo el mundo decía
Pobrecito era que no podía
Morrocoy, darse vuelta y andar.

Nunca creas en la fiel apariencia
Aunque fiel,  puede serte falaz.
Guía tu juicio más bien por las causas
Verdaderas,  que dan pie a desgracias…
¡Sé prudente, no seas lenguaraz!


Enero 6 de 2006








[1] Fábula adaptada de una historia infantil tradicional de los departamentos de Córdoba y Sucre, Colombia. Esta fábula en su versión popular me la refirió mi padre cuando yo era niño, en mi natal Cereté (Córdoba); hoy la ofrezco en mi propia versión rimada y revisada, para que mis coterráneos la degusten y la enseñen a sus hijos, como una forma de preservar nuestro legado histórico, cultural y espiritual.  

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