SOL OMNIBUS LUCET

SOL OMNIBUS LUCET

viernes, 24 de enero de 2025

CAPITAL DEL ORO BLANCO (oda)

Vista aérea del centro de Cereté - Córdoba

CAPITAL DEL ORO BLANCO

(poema)

 

En los campos de mi tierra blanca fibra hace promesa

En los copos diamantinos del magnífico algodón…

Que se escurren hasta el suelo cuando el sol brillante besa

Nuestros campos cereteanos de vibrante producción.

 

Campos bellos de la faz mediosinuana que se extienden

Del Sinú hasta el caño Bugre con prolífica extensión…

Los recubren blancas motas que el paisaje verde hienden

Con la fibra algodonera de gentil ensoñación.

 

Como hadas de blancura que conquistan las distancias

Níveas motas alborean en la mata con primor…

Y las flores sonrosadas entre nítidas fragancias

¡Dan un manto colorido al fiel erial cultivador!

 

¡Cereté, mi Cereté, la capital del oro blanco!

Te coronan verdes ramas del prolífico algodón.

Vas marchando productiva con tu paso firme y franco

Y tus hijos dan progreso al pedestal de tu región.

 

¡Cereté, la ganadera, la frutera, algodonera!

Es llegada ya la hora en que obtendrás el galardón…

De la paz y la justicia que te trae gloriosa era

¡De una nueva sociedad que posiciona tu ilusión!

 

Yo te juro, tierra amada, como un hijo que te adora

Que tu faz trabajadora logrará tu redención;

Con sudores y al esfuerzo de tu gente productora

¡Te veremos siempre altiva levantando el pabellón! 

 

Autor: Nabonazar Cogollo Ayala

Enero 3 de 2025







viernes, 10 de enero de 2025

CERETÉ (poema)

 

CERETÉ

(poema)

 

Cereté, tierra amada y bendita

Donde vibra el sentir de mi raza;

Donde el alma en el pecho palpita

¡Con el son de una banda en la plaza!

 

Se espeluca la sangre en las venas

Y los hombres se agitan con gracia…

Las morenas menean sus caderas

Y las gaitas sus cantos levantan.

 

Grita un negro con voz fandanguera:

¡Viva Virgen de la Candelaria!

¡Viva Córdoba, tierra pionera;

Y el Sinú con su faz legendaria!

 

¡Cereté fue encomienda jesuita

Que a la orilla del Bugre fundaran…

Sacerdotes que vieron bonita

¡Nuestra tierra aluvial y preclara!

 

Pueblos varios llegaron al sitio

Y a la luna su amor le consagran;

¡Salve Tai! Se escuchó en aquel rito

De canciones sagradas y danzas.

 

¡Tai, bonita! eres madre y cacica,

Es tu hijo el cacique que manda;

En el tambo y la casa más rica

¡De su madre es bodega y estancia!

 

Con el paso del tiempo, la España

Le dio forma al excelso poblado.

Se fundieron bajo la espadaña,

Con la cruz viejo mito y cercado.

 

El zenú fue el ancestro esplendente

Del villorrio de indígenas fieros;

La trietnia en su espléndida frente

Se formó cual radiantes luceros.

 

Largos siglos le dieron su forma

En la horma española cristiana;

San Antonio del Bugre se nombra

Y después Cereté se declara.

 

En los tiempos de la independencia

Fue realista y defiende a la España;

¡Viva el rey! Repitió su conciencia

Al sonar de gentiles campanas.

 

Sin embargo se emite aquel bando

De insolencia contra Madre Patria;

Cartagena en rebelde legado

¡Se define de autónoma plaza!

 

Y el Sinú se hizo libre al momento

De Madrid que domina la Francia;

Y el pendón cuadrilongo es fermento

De la esencia revolucionaria.

 

Mandó España a Morillo el terrible

Quien reduce a la voz libertaria;

Cereté se levanta invencible

Contra el yugo del hambre y malaria.

 

La república llega a la tierra

Cereteana con alma incendiaria;

Nueva historia en las almas se aferra

Y el Sinú se hace luz tributaria.

 

Cereté se ha formado en la historia

Con el barro del Bugre en la playa;

Entre plátano, yuca y la bonga,

Bocachico, canoa y atarraya.

 

Cereté se hace grande al esfuerzo

De sus campos de limpia labranza;

Algodón que es riqueza del suelo;

Y el ganado cebado que brama.

 

Frutas varias también hortalizas,

Como miel que se escurre en las ramas.

¡Son manjar natural de sonrisas!

¡Son elíxir de dulce sustancia!

 

Cereté, no te exalta mi lira

Sino el alma que mucho te ama…

¡Adelante, el futuro te mira

Elevar tu triunfante oriflama!

 

¡Eres gloria, pasado y futuro

De tres pueblos que unieron sus razas;

Para alzarte en un sitio seguro…

¡Pedestal del progreso que alcanzas!

 

¡Adelante, por ti lucharemos!

¡Cereté, nuestra tierra adorada!

Generoso laurel te daremos

¡Cada día al nacer tu alborada!

Autor: Nabonazar Cogollo Ayala

Enero 9 de 2025

(de un cereteano en la lejanía)



 

lunes, 18 de noviembre de 2024

YO SOY MANGUELITERO (oda)

 

Fuente de la fotografía: Manguelito Noticias

YO SOY MANGUELITERO

(oda)

 

A las orillas del Caño del Padre

Nací en Manguelito la tierra del porro;

El limpio cantar de fandango y foforro

Me dio sus arrullos con besos de madre.

Padrino fue el viento, el eterno compadre,

De mis viejos buenos que dieron su herencia,

A mi humanidad de sinuana conciencia

Y fuerza de bonga, babilla, hicotea…

¡Ninguno me busque jamás la pelea!

¡Mi pecho es coraza triunfal en potencia!

 

Nací en Manguelito de yuca y casabe

Y el fiel bombardino con voz melodiosa

Sonó ante mi cuna siempre esplendorosa,

¡Al son de trompetas con trinos de ave!

¡Abrí yo mis ojos al sol en su enclave!

Y cuánta belleza miré en lontananza;

Paisajes, jardines, perfume y bonanza

Me hicieron amar a esta tierra bendita

La que en Cereté es más feliz y bonita,

¡Y en toda Colombia es solar de esperanza!

 

Crecí en Manguelito más libre que el viento,

Cual potro que corre entre los callejones;

Sus ricos cultivos y matarratones,

Me dieron grandeza, ilusión y contento.

Aquí me hice hombre con fiel sentimiento

La décima dio su cantar de hermosura,

Las reses midieron mi ser con bravura

Y yo respondí con la altura de un macho;

¡Jamás les temí siendo niño o muchacho!

¡Un manguelitero es constancia segura!

 

|1Aquí me formé y conocí la grandeza

La ciencia me dio sus destellos brillantes;

Talentos pulí como finos diamantes

Y al cielo elevé mi orgullosa cabeza.

El arte me dio depurada belleza,

Sentidas estrofas canté con maestría;

Los versos vestidos con fiel melodía

Me hicieron vivir con perfil educado,

Mi tierra es de libros, pureza y cercado

¡Lo grito a los vientos con casta alegría!

 

Un día cercano yo haré una familia

Aquí he de buscar esa fiel compañera;

Con quien alzaré la ilusión jardinera

De un límpido hogar ante el Dios que me auxilia.

Mis hijos entonces en santa vigilia

Verán cómo el sol y la luna lunera

Bendicen la tierra tan manguelitera

Con la suave luz que la besa esplendente…

¡La patria pequeña es jardín excelente!

Dirán con orgullo al alzar su bandera.

 

Cuando quiera el cielo que entregue mi vida

Le pido a mis hijos y nietos amados;

Que entierren mi cuerpo en los campos amados

De mi Manguelito, mi tierra querida.

Que suene un fandango con nota sentida

Y exprese la décima un canto inspirado;

Las brisas perfumen el suelo sagrado

Donde mis despojos reposen en calma

¡Al Dios de los cielos daré toda mi alma!

¡Por ti, Manguelito, terruño adorado!

 

Nabonazar Cogollo Ayala

Octubre 9 de 2024

  



sábado, 26 de octubre de 2024

¡TÍA CHAVE, NO PUEDO BAJARME, NO PUEDO! (Crónica)

 

Nabonazar Cogollo Ayala y mi madre, Rosa Isabel Ayala de Cogollo (q.e.p.d.)


¡TÍA CHAVE, NO PUEDO BAJARME, NO PUEDO!

(crónica)

Por: Nabonazar Cogollo Ayala

1967

 

Una de las anécdotas más viejas que desde niño me refirieron una y otra vez, tiene como protagonistas a dos de las primas más apreciadas de ambas familias, me refiero a Carmencita Moreno Cogollo[1] y a María Antonia Lozano[2], respectivamente. Sin mayores preámbulos procederé a reproducirla íntegra, luego de haberla reconstruido lo más fielmente posible, con el aporte de los recuerdos de sus testigos presenciales quienes han facilitado la literalización de aquellos pretéritos hechos, que enmarcaron mis primeros días de vida.  

Corría el mes de junio del año 1967 y según me refiere mi madre yo había nacido en el Hospital San Jerónimo de Montería, el 18 de junio del citado año, siendo el quinto hijo del matrimonio Cogollo Ayala. Luego del insuceso de la destrucción parcial del pabellón de maternidad del referido centro asistencial, mi madre tuvo que ser traída a las volandas a pasar su convalecencia postparto, en la finca[3] porque en el hospital no era posible ya. Dice mi madre lo siguiente…

“Yo estaba en la finca, en el cuarto grande de la casa del frente y tenía cuatro días de paría[4]. El pelaíto lo teníamos acosta´o en la cama grande y yo estaba en ese momento con mi hija Cocho[5] y con mi sobrina la Toña. Carmen estaba por los la´os de la cocina… Bueno, ahora verás… Dije yo…

-¡Ay! Yo quisiera guindarle este toldo a ese pelao, que de noche la mosquitera lo tiene enfermo… ¡Como no hay mosquito aquí en La Florida, hombe!  Pero pa´ eso tocaría encaramitarse allá arriba en el canastero del techo de la casa… ¿Cómo hiciera?

Y sale la Toña como gente grande y sin que nadie la mandara…

-¡Ay Tía Chave! Venga deme la pita del toldo que yo me subo allá arriba y yo se lo guindo…

-¡No Toña, no te subas allá, muchacha! Tú estás muy gorda, no sea que te vayas a esmazatá de allá arriba y después me meto yo en cipote ´e  lío con José Lozano, tu pa’e…

-¡Nombe tía, qué va! Déjeme que yo me subo rapidito de una vez… ¡Deme la pita del toldo, venga a vé…![6]

Y diciendo y haciendo, antes que nadie se lo impidiera, la Toña empezó a subirse hacia el canastero de la casa grande, haciendo escaleras en los amplios ventanales y en las cenefas de la habitación. Efectivamente, pasados unos minutos ya había alcanzado la parte más alta de la estructura de madera que sostuviera el cobertizo de palma amarga de la casa. Con su robusta corpulencia, logró llegar a la baranda del canastero, justo donde era necesario y útil colgar la pita de fique para disponer el toldillo. Una vez ahí, pasó la pierna por encima del barandal de madera y deslizó la pita de fique, la cual luego le tiró a Chave, para que se izara el toldillo. Hasta ahí todo iba muy bien…. El problema fue cuando la Toña se quiso ir a bajar…

-“Ya Toña… ¡Gracias mija! Ya se guindó el toldo, bueno ahora bájate…

-¡No tía! No sé qué me pasa… ¡No puedo![7]

-¿Cómo así que no puedes, cristiana de Dios? ¡Así como te encaramitaste allá arriba, ahora bájate, apura ligero es que es!

-Tía Chave, no puedo bajarme… ¡No puedo![8]

Un repentino ataque de nerviosismo aquejó a María Antonia quien quizás al ver los varios metros de altura que había subido, alentó vértigo o miedo. Lo cierto es que ella se quedó paralizada en lo alto del canastero sin atreverse a bajar. La chica entre llorosa y pálida, se aferraba al madero en el que estaba a horcajadas, como su tabla de salvación que en ese momento era… Chave atinó a decirle…

-Bueno, entonces quédate ahí quietecita, mija, que yo ruedo la cama grande pa´ que te jondees de allá arriba… ¡Espérame un ratico! ¡Consuelo! ¡Cocho!

-¡Sí, mamá…

-Recíbeme al pelaíto, ténmelo ahí mientras yo le ruedo la cama a la Toña, pa´ ponésela debajo pa´ que ella se tire de allá arriba…

Carmencita no estaba en el cuarto grande en esos momentos. Ella complementa el relato de la siguiente manera…

-“Yo estaba en ese momento en la cocina calentando una olla de agua en la hornilla e´  leña de la casa de atrás, cuando de repente oí el griterío y salí corriendo pa´ vé qué era… Yo vi a la Toña enjorquetá  allá arriba en la nariz de la palma, se había puesto nerviosa y se había enreda´o todita, no sabía qué hacé y no daba pa´ bajarse… Tu mamá le dijo que se quedara ahí que le iba a rodá  la cama pa´ que se tirara, porque la cama tenía dos colchones somieres y un esprín de resortes, en lugar de tablas… ¡Ella caería abullonadita ahí![9]

Prosigue mi madre su relato…

-“Bueno y yo con cuatro días de paría que estaba, rodé como pude ese camón tan grande que era, carajo y se lo puse a la Toña debajito, pa´ que se tirara… Y… ¡Juápata! Ella se dejó caer y no le pasó na´! La cama la esperó con los dos colchones que tenía y las cuatro almohadas… ¡Y listo el pollo! Se solucionó el problema…   

Después cuando ya le había pasa´o el susto, yo le preguntaba a la Toña, muerta é  la risa…

-¡Oh Toña! ¿Y qué fue lo que te dio allá arriba que no dabas tú pa´ bajarte, muchacha?

-Ay tía, no sé pero no pude… Una vez que vi esa profundidad y a ustedes chiquiticas que las veía yo allá abajo, no pude! Me dieron nervios…

-¡Ay María Santísima! Por suerte que yo tuve presencia de ánimo pa´ rodá esa camona, mija...

Con cuatro días de paría que yo estaba, antes no me dio una vaina en la matriz, pero Dios y la virgen son muy grandes y naitica malo me pasó… ¡Menos mal! [10]

Estos anecdóticos hechos sucedieron en la casa de mis padres, hace exactamente 47 años, justo la edad que ya he cumplido días atrás. He querido compartir con los amables lectores el relato de estos sucesos que quizás revestirán algún interés porque de alguna manera reflejan la mentalidad y forma de vida de unos tiempos ya pasados, que nunca jamás volverán, en mi natal y amado Cereté, tierra de mis mayores y cuna de mis ancestros.  


Madrid (Cundinamarca) julio 6 de 2014

 

 

 

 



[1] Edelmira del Carmen Moreno Cogollo, posteriormente de Santos; hija de la tía Idalides Cogollo Guzmán, una de las hermanas mayores de mi padre, don Nabo Cogollo Guzmán (q.e.p.d.). Para estas épocas la prima Carmen contaba con 14 años de edad.

[2] María Antonia Lozano López; hija del tío José Lozano Jiménez, hermano natural de mi madre. La Toña –como cariñosamente le dijéramos-, tenía para estas épocas 12 años de edad y se caracterizaba por ser robusta tendiendo un poco hacia la gordura.

[3] La finca La Florida se ubicaba a 3 kilómetros del casco urbano de Cereté, sobre la vía Cereté - San Pelayo, que entonces era destapada. Quedaba en zona rural cereteana y anteriormente le había pertenecido a Rodrigo Berrocal.  

[4] Debía ser el 22 de junio de 1967 si se tiene en cuenta la referencia… “tenía cuatro días de paría”. Yo había nacido el día 18.

[5] Se trata de la mayor de las hijas del matrimonio Cogollo Ayala, a saber Olga de la Consolación, a quien llamábamos cariñosamente Consuelo, reducido al hipocorístico “Cocho”. Ella falleció en Cali (Valle del Cauca), antes de cumplir los 21 años, en noviembre de 1981, aquejada por la artritis juvenil.

[6] AYALA DE COGOLLO, Rosa Isabel. Referencia directa, julio 4 de 2014, vía telefónica. Mi mamá en la actualidad cuenta con 74 años, pero goza de una lucidez mental asombrosa y sus recuerdos están intactos.

[7] COGOLLO AYALA, Olga de la Consolación. Referencia directa que alguna vez me contara, siendo yo niño, en la finca La Florida, Cereté (Córdoba). 1980, aprox.

[8] Ibíd.

[9] MORENO DE SANTOS, Edelmira del Carmen. Referencia directa vía telefónica, julio de 2014.

[10] Ibíd.

De izquierda a derecha; Nabonazar, la niña Chave y mi hermana Isabel Cristina Cogollo Ayala
Locación: Finca La Florida, 1975 aprox. Cereté - Córdoba



miércoles, 9 de octubre de 2024

EL CANTO DEL MARTINERO (oda)

 

Corregimiento de Martínez (Cereté - Córdoba)
Fuente de la fotografía: LA RAZÓN.CO (diario digital)
https://larazon.co/cerete/corregimiento-de-martinez-ya-disfruta-de-novedoso-parque-central/

EL CANTO DEL MARTINERO

 (oda)

Yo soy de Martínez, la tierra bonita

Donde resucita la historia de ayer;

El caño refresca su suelo y agita

La brisa el sombrero zenú de mi ser.

El alma ancestral en mi pecho palpita

Con sangre de abuelo de eterno saber;

Mi espíritu todo en sus campos le grita:

¡Te quiero, Martínez, con limpio querer!

 

Mi madre es bollera y me crió entre maizales,

Mi padre es de rula, angarilla, azadón;

Aquí conocí los más bellos paisajes

Bebí leche pura en aquel corralón.

Los pájaros dieron su canto en mi cuna

También la cotorra me dio bendición;

Andando en canoa pesqué la fortuna

Que dio el bocachico a mi recio fogón.

 

Con el guapirreo y la décima vieja

Se alegra mi alma en la diaria labor;

El canto vaquero en el viaje refleja

Gentil sentimiento en mi fiel corazón.

¡Yo soy martinero! Corea la trompeta

Mientras las parejas bailando su son;

En nuestro fandango de rueda completa

Le dan a la patria nuestra tradición.

 

¡Yo soy martinero!, mi espíritu canta  

Con recia garganta en el amplio playón;

La chicha del bollo las penas espanta,

Mi pecho se agranda al sonar mi canción.

A mi enamorada le llevo mis versos

Ante su ventana que escucha mi voz;

¡Un día mis hijos serán herederos

De amor martinero por gracia de Dios!

 

Autor: Nabonazar Cogollo Ayala

Agosto 18 de 2024



sábado, 29 de junio de 2024

EL BOLLO MARTINERO (oda)

 


EL BOLLO MARTINERO

(oda)

Por: Nabonazar Cogollo Ayala

 

Bollo dulce de Martínez con sabores de otros tiempos,

Bollo dulce delicioso del maíz de nuestro suelo.

Tú llegaste en la regencia de los tiempos del abuelo

A las tierras soberanas del Sinú sin contratiempos.

 

El maíz color del oro fue raíz y bastimento

Te amasaron las abuelas en la faz del caño viejo.

Cosecharon esos granos en Martínez los ancestros,

Las mazorcas desgranaron y la harina se hizo al viento.

 

Cuando llega Alonso Heredia te conoce en el momento

Y te dice más sabroso cual sus ojos nunca vieron.

Ese nombre, bollo dulce, allí mismo te pusieron

¡Los soldados que integraban el hispano regimiento!

 

¡Bollo dulce de las Indias! cereteano y martinero,

Bollo dulce que hoy evoca las grandezas de mi pueblo.

Hoy la banda fandanguera te saluda en el amueblo,

De la musical tarima donde canta el decimero.

 

¡Bollo dulce que no muere! Bollo dulce que yo quiero,

Bendiciendo el desayuno, fresquecito y siempre bueno.

Las bolleras te cantaban de mañana en el sereno

En su burro repitiendo: ¡Bollo dulce martinero!

 

Aunque corran tiempos nuevos y nos llegue tanto invento

¡Hoy y siempre el bollo dulce de Martínez mantendremos.

Es manjar de idiosincrasia, patrimonio que tenemos

¡Bollo dulce! grita el alma con patriótico ardimiento.

27/06/2024